Fábulas artísticas

Fábulas artísticas

EDGAR REYES TEJEDA
EL RATON DANZANTE
Un ratón ilusionado, 
por querer aprender danza
sufría rechiflas y chanzas
de ratones descarados.
“Eres un roedor chiflado .
le gritaban por montones 
 los ordinarios ratones,
que con sorna  e ironía
tildaban de fantasías,
“sus absurdas pretensiones”.

No tan solo sus colegas
lo burlan por parejero,
sino que en el bosque entero
la mofa hacia él se riega 
y muy pronto se congrega
la multitud Animal, 
que riendo en forma plural,
lo pellizca  y zarandea,
tachando su ilusa idea,
como algo antinatural”.

Ante tanta incomprensión 
de la muchedumbre en bloque 
el ratón huye del bosque;
pero fiel a su ilusión 
se cuela de polizón
en un buque que va a Europa,
y en esas tierras se topa 
con escenarios brillantes,
en que famosos danzantes
bailan con ceñidas ropas.

Se pasea por los recintos 
del más refinado arte,
se cuela por todas partes 
y aprende con gran instinto  
miles de bailes distintos, 
y un sin fin de movimientos 
que ensaya con gran contento
oculto entre los telones, 
hasta alcanzar condiciones
de bailarín con talento.

Alcanza notoriedad 
en los circos europeos 
cumpliendo así sus deseos 
de fama y celebridad; 
marca un hito en realidad,
primer ratón bailarín 
y agota giras sin fin 
por los cinco continentes 
y es un ídolo viviente
de uno a otro confín.

En el bosque original  
donde fue humillado un día 
con fanfarrias de alegría,
vuelve con aire triunfal 
el ratón sensacional,
que con su tenacidad,
su sueño hizo realidad,
y con su ilusión constante
se hizo ratonil danzante 
de fama y prosperidad.

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