Fábulas artísticas

Fábulas artísticas

Se cuenta que una mañana

un gran jurado animal

le siguió causa penal

a una disoluta rana;

la acusaron de mal sana,

de ronca y de resbalosa,

de actitud poco hacendosa,

de genocida de insectos,

de vivir en sitio infecto;

y en fin de veinte mil cosas.

La justicia dura y fuerte

del tribunal animal,

decidió en forma legal

declarar pena de muerte;

se procedió de tal suerte

a cumplir la pena dada,

se preguntó a la acusada

que cual muerte prefería,

si asfixiada en agua fría

o en una hoguera quemada.

La rana sagaz y astuta

les respondió “desde luego

quiero morir en el fuego

por indigna y disoluta ;

lo merece mi conducta

indolente y bandolera,

mi mal sonante ronquera,

mi resbaladizo aspecto,

mi impiedad con los insectos,

me hacen merecer la hoguera.”

Al oír el tribunal,

que aquel batracio pedía

castigo a su felonía

mediante el fuego infernal

pensó que la criminal

quería en el postrer momento

atenuar sus sufrimientos,

muriendo en benigna hoguera,

y dispuso que ella fuera

lanzada al agua al momento.

Cuando el batracio cayó

en su habitat natural

se puso alegre a saltar,

y al gran jurado espetó

“han ignorado que yo

muy buena actriz siempre he sido,

y como tal he fingido

que el agua podía matarme,

y así he logrado salvarme

y a ustedes los he fuñido.”

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