En el gran claro del bosque
se celebrará mañana
la premiación soberana
a todo el que cante y toque
o quien sensación provoque
por su talento especial;
en todo el reino animal,
todos están muy atentos
desde el águila al jumento
desde la hormiga al turpial.
Son muchísimos renglones
que incluye esta premiación,
cuya gran evaluación
la han hecho sabios leones
que observaron las acciones
del zoológico talento;
de las aves en el viento
de los peces en el río
y dentro del monte umbrío
del vertebrado elemento.
Se premiará la alegría
y belleza de los trinos
y del ladrido canino
se premiará su armonía,
también la coreografía
de los peces al nadar
y el histrionismo teatral
con el que pelean los gallos
la elegancia del caballo
y su fino caminar.
En cuanto al ceremonial
se esperan grandes sorpresas
desfiles de la belleza
extranjera y nacional;
se espera un pavo real
de gran prestigio y finura,
y unas cómicas figuras
que gozan de gran cariño,
entre adultos y entre niños,
por su gracia y su ternura.
También en cuanto a los trajes
habrá grandes maravillas,
exhibición de canillas
y de preciosos plumajes,
de relucientes pelajes
de robustas sentaderas
de prominentes caderas
y de ubres prodigiosas;
también de garras vistosas
de las más diversas fieras.
Como ocurre cada año
habrá buenos ganadores,
inconformes perdedores
júbilos y desengaños
habrá hocicos huraños
y risas de oreja a oreja,
como habrá negras ovejas
junto con mansos corderos,
habrá trinos lisonjeros
como rugidos de quejas.
Igual que el género humano
En el teatro animal
figuran el bien y el mal
lo divino y lo profano,
en el se estrechan las manos
el vicio y la perfección;
mas la artística pasión
nos mejora y nos eleva,
a lo sublime nos lleva…
siga entonces la función.
Siga la función del arte,
que del hastío nos redime,
que nos muestra lo sublime
y la fruición nos reparte;
que difunde en todas partes
el deleite y la belleza
y con ironía traviesa
hace del reino animal
un gran símil cultural
de la humana grandeza.