Fábulas artísticas

Fábulas artísticas

EDGAR REYES TEJEDA
El verano, que es pintor
pinta todo sin sonrojo
del ardiente color rojo,
su preferido color;
el erótico calor,


las pasiones encendidas,
las pieles enardecidas
por el abrazo del sol,
funde en su sensual crisol
de fuego, fervor y vida.

En cambio, el otoño pinta,
todo el entorno de grises
de su entristecida tinta;
teje con su parda cinta
los árboles y el paisaje,
cubre con lúgubres trajes
las pasiones veraniegas
y los ventanales ciega
con su lluvioso ropaje.

El invierno es pintor frío
que tiñe de blanco,
y quiere con níveo manto
conjurar el gris sombrío,
y  apagarle al rojo estilo
su pasión desmesurada;
“Mi inmaculada blancura”
piensa este artista fríamente,
“Es neutral e indiferente
y a madre natura agrada”.
 

“Contemplando mi pintura”
continúa su reflexión,
“La serena inspiración
fluye libre de atadura,
poemas y partituras,
planos, maquetas, bosquejos,
surgen al puro reflejo
de mi blanco inspirador,
estimulante y creador,
que es de la musas espejo”.

En cuanto a la primavera,
es una artista excelente,
diversa y resplandeciente,
y fértil sobre manera,
en su afán, casi exagera
la intensidad del verdor,
y el lujurioso esplendor
de sus hermosos paisajes,
muestra el singular bagaje
de su arte multicolor.

Pese a que la primavera
aventaja en dimensiones
a las demás estaciones,
a las que en mucho supera,
las trata cual compañera,
y no alardea ni presume
de su color y perfume,
pues sabe que en conclusión
que su armonía en sucesión
la policromía resume.

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