EDGAR REYES TEJEDA
Fue el gallo quien anunció
en el bosque la noticia,
gritando entusiasta,»¡albricias
el año nuevo llegó»!
y con su estridente voz,
vibrante como trompeta,
convoca a júbilo y fiesta
a todos los animales,
brindando abrazos cordiales
a la fauna y a la flora.

El ruiseñor, despertado
por la algazara y el ruido,
desde su árbol preferido
improvisó apresurado
un canto muy inspirado
en que le pide al Creador,
que derrame su favor
sobre las aves cantantes,
rogando que Dios mediante
canten cada día mejor.

Los pececitos silentes
que habitan en la laguna
celebran la gran fortuna
del año nuevo naciente,
danzando elegantemente
bajo las aguas serenas;
una bella danza estrenan
en honor a la esperanza
y a la anhelada bonanza
de vislumbradas escenas.

También los pavos reales
y las pavas mega divas,
se integran a las festivas
efusiones animales;
con pompas ceremoniales
muestran sus vivos colores,
y exquisitos esplendores
de sus brillantes plumajes,
creyendo que del boscaje
son los más lindos primores.

Las palomas mensajeras,
los pájaros carpinteros,
los periquitos parleros
y las ciguitas palmeras;
expresan de mil maneras
su júbilo y su contento
ante el feliz nacimiento
de un año de expectativas,
que haga olvidar las nocivas
secuelas de malos vientos.

El bosque alegre renace
con el año que ahora empieza,
y renovando certezas
y esperanzas, se complace;
circulan suaves compases
entre la fauna y la flora,
y de la tierra sonora
fluyen verdes melodías
y una lírica poesía
vital y esperanzadora.