Fábulas en el diferendo Estados Unidos – Cuba

Fábulas en el diferendo Estados Unidos – Cuba

Generalmente se circunscribe el conflicto entre Washington y La Habana al triunfo de la Revolución Cubana en 1959 ignorándose las condicionantes históricas que por más de 200 años estigmatizaron esos vínculos. Ese enfoque mediatizado provoca confusiones en las relaciones causa–efecto. En consecuencia, surgen no pocos intentos de explicar los hechos a partir de “fábulas” (relatos imaginarios) sustentados en el desconocimiento, la ausencia de análisis – y por tanto la improvisación – o prejuicios ideológicos trasnochados.

Argumentar, por ejemplo, que las negociaciones se dieron porque Cuba se siente amenazada porque la caída de los precios del petróleo se han desplomado afectando severamente a dos de sus principales socios, Venezuela y Rusia, es no haberse enterado de que tanto Obama como Raúl Castro señalaron que los contactos empezaron hace más de un año, específicamente en junio del 2013, e incluso, que en el verano de este año el Papa Francisco auspició un encuentro entre ambos gobiernos. Cuando todo eso sucedía el precio del petróleo jugueteaba con los 100 dólares. El no buscar una respuesta correcta a la interrogante de por qué el Presidente Obama finalmente ha dado un paso con el que se especulaba desde hacía mucho tiempo en Washington, solo viable durante un segundo mandato, puede llevar a confusión y no visualizar correctamente la brújula. El rompimiento de relaciones de EE.UU. con Cuba en 1961 y la aplicación progresiva de lo que hoy constituye el bloqueo buscaba aislar al país. Solo México y Canadá mantuvieron relaciones oficiales con Cuba. Sin embargo, todo eso cambió; ahora el único país que no tiene vínculos diplomáticos con la Isla es Estados Unidos, sometido a presión por el resto de América Latina. En abril viene la Cumbre de las Américas a la que no pocos países dijeron que no asistirían si no iba Cuba. Panamá, el anfitrión, le cursó la invitación de rigor ¿Acaso Panamá es del grupo de las “izquierdas”? Cuba va a asistir. ¿Qué iba a hacer Estados Unidos? ¿No asistir? ¿Aislarse él? ¿Ir y no mirar a Raúl Castro y oír como toda la región le criticaba su actitud?

Otras razones de gran peso confluyen en el escenario. La Unión Europea ya está negociando la normalización de relaciones y funcionarios de alto nivel de países de la misma han ido a La Habana y estrechado vínculos. Igual acontece con naciones de la región encabezadas por Brasil y México. En 1995, van a hacer 20 años, publiqué un artículo señalando el interés empresarial estadounidense en Cuba: “!Gran paradoja¡ Mientras el gobierno estadounidense presiona a algunos para que compren sus productos le impide a sus empresarios el vender o comprar en Cuba… para beneficio de sus aliados y competidores”. El presidente de la Cámara de Comercio norteamericana visitó recientemente Cuba y habló con Raúl Castro. Líderes empresariales cubano americanos piden el cese del bloqueo respaldados por legisladores de los dos partidos.

Dos senadores, el demócrata Tom Udall y el republicano Jeff Flake están entre los que propiciaron las negociaciones. Estos son hechos, no especulaciones ni fábulas.

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