Facetas de relaciones humanas

Facetas de relaciones humanas

TELÉSFORO ISAAC
Las relaciones humanas tienen múltiples facetas  por lo que hay variados aspectos que considerar al  ponderar en las interconexiones y los tratos entre personas, grupos, comunidades, pueblos y naciones.

Las correlaciones pueden ser de parentesco, de amistad, amorosas, conyugales, comerciales, comunitarias, casuales o permanentes. Por el mero hecho de estar en el mundo y vivir en sociedad, todos los miembros de la raza humana tienen necesariamente trato y reciprocidad con otras personas en una o varias categorías y niveles de familiaridad.

Los niveles de las relaciones pueden ser íntimos, constantes, variantes, tumultuosos, interdependientes, conflictivos, de subordinación, caprichosos, de enganche circunstancial, coyuntural o del carácter propio de los sentimientos, intereses, necesidades afectivas y valores de los seres pensantes y actuantes.

Hay relaciones entre pueblos y naciones a nivel diplomático mediante convenios geopolíticos con la finalidad de concertar estrategias para intercambios mercantiles de bienes y servicios, apoyo mutuo, colaboración y solidaridad en áreas específicas.

Las buenas relaciones son fortalecidas por la confianza, alentadas por la demostración de sinceridad,  y profundizadas fraternalmente al paso del tiempo. Es de notar, sin embargo, que las relaciones no cimentadas, conflictivas o inestables, pueden llegar  a ser agridulces, desvanecerse o terminar. La forma y circunstancia de finalizar una relación humana puede ser traumática y dejar estelas de cicatrices duraderas o indelebles en la psiquis de los involucrados.

Todas las facetas de las relaciones humanas se manifiestan actualmente en la sociedad dominicana. Palpamos lo que hay de bueno y bello de las amistades, las asociaciones fraternales, los noviazgos, los enlaces matrimoniales, los cónyuges que celebran cincuenta y más años de sus bodas matrimoniales.

Oímos frecuentemente de acciones mancomunadas de juntas de vecinos. Sabemos de religiosos y personas de buena voluntad que luchan por la defensa de los derechos de los menesterosos y desafortunados. Hay hombres y mujeres de nobleza de corazones y vocación de servicios que piensan y actúan constantemente por el mejoramiento social, cultural, emocional, espiritual y económico de los que vivimos en esta isla. Son notables las señales de solidaridad entre personas, grupos, estamentos sociales y comunidades de fe religiosa.

 A pesar de las afirmaciones arriba mencionadas, no se pueden obviar las informaciones de experiencias traumáticas de violencia, desavenencias, conflictos a todos los niveles de la sociedad dominicana. Hay riñas entre novios, violencias  familiares, tumultos barriales, agitaciones en campos y ciudades. Aparecen corazones polutos y malévolos que traman actos vandálicos para insultar, agredir, enmarañar, robar, secuestrar y asesinar.

Por desgracia a veces personalidades de excelencia académica y de alcurnia nos sorprenden al proferir insultos que perturban los corazones e incitan violencia. Diariamente se oyen palabras y expresiones insultantes en programas radiales y canales de televisión que son como espuelas que incitan o dardos envenenados de maledicencias. Estas malquerencias se contraponen a las buenas relaciones humanas. Socavan la tranquilidad mental, inquietan el espíritu, e inciden negativamente en el sosiego y la seguridad social.  

Todos debemos orar, luchar y hacer lo posible para reestablecer fraternales relaciones humanas, un clima de paz, respeto a la dignidad humana, solidaridad,  y seguridad a todos los niveles comunitarios en la República Dominicana.

La parábola de Jesús Nazareno (Lucas 15: 11-32), conocida como “El Hijo Pródigo” es un magnífico ejemplo de excelente oportunidad para ejercer relaciones de óptima calidad.

El mensaje de esta parábola tiene varias vertientes, pero se enfatiza más la parte que enfoca al hijo que reclama su herencia a destiempo, lo desperdicia en lugares lejanos y en medio de corruptela. Después del derroche de su herencia y de pasar carencia el hijo descarriado tomó conciencia y decidió volver a su hogar arrepentido.

El hijo pródigo volvió arrepentido, con humildad, y buscó la reconciliación y nueva oportunidad. El fue perdonado por su padre y reintegrado al seno familiar en una manifestación festiva que ocasionó resentimiento del hijo leal que fue trabajador y solidario con su padre.

En verdad la parábola del Hijo Pródigo es una enseñanza de cómo ver las relaciones humanas: un hijo descarriado pero arrepentido, un padre que perdona y un hermano resentido que es reconfortado por el  jefe de una familia en estado de desavenencia.

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