Facilitemos las soluciones

Facilitemos las soluciones

La carnetización de los haitianos que vienen al país como trabajadores temporeros está frente a un obstáculo que los gobiernos dominicano y haitiano deberían resolver a la mayor brevedad. La cancillería de Haití se resiste a reducir a la mitad el costo del pasaporte que es de US$80, un precio prohibitivo para muchos obreros de ese país. Y la Cancillería dominicana no accede a reducir a la mitad el costo de la visa, que es de US$45. La Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), que juega un papel protagónico en este proceso, afirma que solo la Dirección de Migración accedió a reducir de RD$15,000 a RD$8,000 el costo del carnet para trabajadores extranjeros temporeros, y de RD$4,300 a RD$2,300 los análisis médicos para esos fines.

República Dominicana y Haití tienen un interés común en este asunto. El lado dominicano necesita mano de obra y Haití necesita facilitarle a sus súbditos acceso a plazas de trabajo que no puede garantizarles en su propio país. En virtud de ese interés común, los dos países deberían facilitar y abaratar el proceso. No tiene sentido mantener unas trabas que, en resumidas cuentas, perjudica a los dos países y dificulta el acceso de los haitianos a las fuentes de trabajo del lado dominicano. La JAD y varias empresas locales están trabajando para facilitar la carnetización de la mano de obra extranjera temporera. Que hagan su parte las cancillerías dominicana y haitiana.

UNA OPORTUNIDAD FORMIDABLE

El Gobierno de Venezuela ha anunciado su propósito de realizar importaciones masivas de alimentos para conjurar la escasez interna. Y la República Dominicana está en la necesidad de aumentar su oferta exportable de renglones agropecuarios y a la vez saldar una parte considerable de la creciente deuda con PetroCaribe, por la financiación, a través de este mecanismo, de parte del petróleo que consumimos. Una parte de ese débito la pagamos con habichuelas, pastas alimenticias, azúcar y alimento para ganado.

Nuestro país ha logrado mejoras sustanciales en la producción agrícola en ambiente controlado, sobre todo de renglones orgánicos de alta demanda en mercados de Europa y Estados Unidos. Para los productores dominicanos, esta demanda extra que representa el mercado venezolano es una oportunidad formidable y debería ser aprovechada al máximo.

 

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