Todavía no está del todo claro por qué en algunos casos el coronavirus infecta el organismo sin causar síntomas, mientras en otros casos es potencialmente mortal. Sin embargo, hay cada vez más evidencia que el nivel de inflamación es un factor importante para que la COVID-19, la enfermedad causada por el virus SARS-Cov-2, tenga un desenlace mortal, según una destacada científica británica.
Sheena Cruickshank, profesora de Ciencias Biomédicas en la Universidad de Manchester, explicó en un articulo en The Conversation que “está cada vez más claro” que en el caso de los grupos de riesgo, como las personas mayores o que padecen enfermedades como diabetes y obesidad, “la respuesta de su sistema inmunológico —la inflamación— es lo que explica por qué se enferman tanto”.
La especialista aclaró que muchos factores, como el acceso a la atención médica, la exposición ocupacional y riesgos ambientales como la contaminación, contribuyen a la gravedad de la enfermedad.
No obstante, en la mayor parte de los casos los pacientes que padecen formas graves de Covid-19 “experimentan daño pulmonar como resultado de una respuesta inmunitaria demasiado vigorosa, en la que el sistema inmunológico produce muchas citocinas”, las proteínas que le envían una señal al sistema inmunitario para que cumpla con su función y, por ejemplo, detenga la reproducción de un virus.
Cruickshank explicó que “algunas acciones de las citocinas, como ayudar a incorporar otras células inmunitarias para combatir una infección o mejorar la capacidad de estas células reclutadas para atravesar los vasos sanguíneos, pueden causar un daño real si no se controlan. Esto es exactamente lo que sucede en una tormenta de citocinas“.
En particular, los estudios han demostrado que las personas con diabetes y obesidad tienden a producir fuertes tormentas de citocinas, como resultado de los altos niveles de glucosa en el cuerpo. El mismo tipo de respuesta inflamatoria también se observa en algunas personas mayores.
“La inflamación se caracteriza por tener altos niveles de citocinas proinflamatorias”, escribió Cruikshank. “Está influenciada por una serie de factores, incluida la genética, el microbioma (las bacterias, los virus y otros microbios que viven dentro y sobre ti) y la obesidad”.
En el caso de las personas mayores, en particular, el problema es que tienen menos linfocitos, es decir las células que pueden atacar y destruir un virus.
“Todo esto significa que para algunas personas mayores, su sistema inmunológico no solo está mal equipado para combatir una infección, sino que también es más probable que provoque una respuesta inmunitaria dañina”, dijo Cruikshank.
Según Cruikshank, investigar la la respuesta inmune al coronavirus será clave para desarrollar tratamientos específicos contra el virus.
“Cuanto más comprendamos sobre estas diferencias y vulnerabilidades, más podremos considerar la mejor forma de tratar a cada paciente”, concluyó. “Datos como estos también destacan la necesidad de considerar la variación en la función inmunológica e incluir a personas de diversos grupos demográficos en los ensayos de medicamentos y vacunas “.