Factores preventivos

Factores preventivos

A nadie sorprende que la buena salud de la madre durante el embarazo sea un fuerte factor de protección. En los países desarrollados, es muy probable que las madres que inician la gestación con buena salud y condición física, que llevan una dieta balanceada y rica en calcio y proteínas y que suben alrededor de 12 kilos den a luz bebés saludables. El resultado es más dudoso en las regiones del mundo en donde las madres están mal alimentadas desde antes del embarazo y aumentan menos de siete kilos.

Hay indicadores de salud que permiten distinguir a un país desarrollado de aquel otro aún en vías de alcanzar esa meta. Uno de los más certeros es la incidencia del retardo de crecimiento intrauterino, que afecta al bebé que no logra crecer lo suficiente dentro del útero materno, y que al momento de nacer pesa y mide menos de lo esperado para su tiempo de gestación.

En el seguimiento de estos chicos, durante la adolescencia, hemos visto que tienen un riesgo tres veces mayor de ser hipertensos que si hubieran nacido con un peso adecuado.

También hay estudios que demuestran que, a los 15 años, tienen dos veces más posibilidad de tener un coeficiente intelectual bajo. Por último, las niñas cuando sean madres tendrán dos veces más probabilidades de que su hijo tenga retardo del crecimiento intrauterino.

Los efectos de la desnutrición en el desarrollo de los niños son de total ignorancia en los países asolados por el hambre y la guerra.

Lamentablemente, los pocos niños que superan las altas tasas de abortos y de mortalidad infantil, pocas veces llegan a prosperar, puesto que muchas ocasiones adquieren rápidamente enfermedades. Lo peor es que, probablemente, nunca, ni durante el estadio fetal ni en la primera infancia, se recupere el reducido desarrollo cerebral que esa situación provocaría.

Ante estos casos, se necesitan que se practiquen ajustes dietéticos lo antes posible; puesto que los niños que reciben complementos en la lactancia y la niñez temprana mejoran casi de inmediato, y los beneficios posteriores de un programa especial de suplementos proteínicos son  más impactantes: años después, los adolescentes y jóvenes que lo han recibido desde el nacimiento se desempeñarán significativamente mejor en pruebas de conocimientos, aritmética, lectura, vocabulario y velocidad de procesamiento de información, que quienes no empezaron a recibir las proteínas sino hasta los dos años.

No debe haber deficiencias duraderas si las madres bien alimentadas pasan por un período temporal de desnutrición durante el embarazo y el bebé tiene una buena dieta y cuidadores responsables al nacer. Si el periodo de desnutrición fetal ha sido relativamente breve, a menudo puede ser compensado por regímenes de nutrición infantil o programas combinados de salud, nutrición y cuidados especiales.

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