La administración del presidente Danilo Medina ha puesto especial énfasis en la promoción y desarrollo del sector de las micros, pequeñas y medianas empresas, y para tales fines ha implementado una serie de medidas tendentes a alcanzar ese objetivo. A decir, solo a través del Banco Agrícola se ha financiado más de 10 mil millones de pesos; con la banca solidaria de PromiPyme el Gobierno ha prestado cerca de 3 mil millones de pesos a micro-empresarios de distintas áreas de la producción en todo el territorio nacional.

Son muchos y grandes los esfuerzos realizados por las autoridades actuales para garantizar la justa participación de las mipymes en círculo virtuoso de las compras y contrataciones públicas, así como para la obtención de financiamiento. Entre esos esfuerzos podemos citar la adjudicación de obras del Estado por medio de sorteos, las sucesivas y constantes vistas sorpresas del presidente a comunidades olvidadas, la eliminación de trabas burocráticas para facilitar el proceso de formalización de esas empresas, etc., sin embargo falta un eslabón que garantice el flujo de efectivo necesario para la sostenibilidad de esos negocios.

Se trata del factoring, una alternativa de financiamiento que se orienta de forma preferencial a micros, pequeñas y medianas empresas y consiste en un contrato mediante el cual una empresa traspasa el servicio de cobranza futura de los créditos y facturas existentes a su favor y a cambio obtiene de manera inmediata el dinero a que esas operaciones se refiere, aunque con un descuento.

Asumamos el caso de los productores agrícolas, quienes han recibido más de 10 mil millones de pesos en préstamos durante la administración Medina. Llegado el tiempo de la venta de los rubros producidos con ese financiamiento, los productores deben venderlos a las cadenas de supermercados quienes a su vez pagarán esas facturas, por lo general en plazos superiores a los 90 días.