Facultad mental

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ATAHUALPA SOÑÉ
El niño va creciendo según pasa el tiempo, pero al llegar a cierta edad, que fluctúa entre los catorce y dieciocho años, ya no crece más; ha alcanzado la estatura que tendrá durante el resto de su vida. De la misma manera la capacidad intelectual de cada individuo va desarrollándose con el transcurso del tiempo, hasta que al llegar a una edad, la cual en promedio oscila entre catorce y los dieciséis años, ya ha adquirido su máximo desarrollo y si aumenta es muy poca cosa.

Pensaba Binet que, mientras dura el proceso de desarrollo de la inteligencia, el cincuenta por ciento, aproximadamente, de total de los niños en cada nivel de edad, debía tener una inteligencia media o normal. Este cincuenta por ciento constituía, según él, el grupo de niños típicos o normales, desde el punto intelectual. El otro 50% estaría formado por los niños atípicos, repartidos en las partes iguales, de 25% cada una (siempre en cálculo aproximado), con inteligencia superiores e inferiores, respectivamente, a la normal o media para la edad.

Lo primero que Binet necesitó fue una escala para medir la inteligencia de los niños a distintos niveles de edad; para constituirla preparó unos test compuestos de preguntas o problemas que pudieran ser contestadas o resueltas de manera satisfactoria por un 75%.

Aproximadamente de los integrantes de grupos numerosos de niños de distintas edades, escogidos al azar entre la población escolar de París. El nivel más alto a que un niño realizaba la prueba con todo éxito definía su edad mental. Así, un niño de ocho años de edad cuya inteligencia igualaba a la del niño normal de diez años de edad, tendría una edad mental de diez años.

Dicha escala introdujo además el cociente de inteligencia como índice general del nivel intelectual, que se define como la proporción entre la edad mental del individuo y su edad cronológica.

Hay un gran cúmulo de hechos que comprueban la importancia de los factores socio-culturales en el desarrollo de inteligencia. Cada cultura promueve su mayor grado de desarrollo en algunos campos de la conducta que en otros. Por ejemplo, tenemos los hijos adoptivos; si sus padres adoptivos son de un nivel intelectual más alto que el que hubiesen alcanzado con sus verdaderos padres.

Por el contrario, los niños que son tenidos en instituciones que les proporcionan un cuidado reducido al mínimo, su desarrollo intelectual es más bajo.

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