Esta academia, la UASD, ha recibido todo tipo de improperios, mentiras (fake) y noticias (news) fabricadas e inventadas, unas por desconocimientos, otras por entrar a la moda y subirse a la cresta de la ola que forma parte de la corriente que se opone a todo lo que emana de la universidad del pueblo, y la peor de todas, las que surgen de sectores conscientes y que actúan adrede y con premeditación y alevosía.
De acuerdo a Jordi Ëvole, en el prólogo al libro “Fake News: La verdad de las noticias falsas”, de Marc Amorós García, hay que ver quien las hace, con qué objetivos y cómo se propagan, es decir, los medios. En esta época de inundación de información y de una prisa sideral, sostiene el autor que el problema es la intención que tiene el que cuenta la historia, en ocasiones, inventadas.
Pero, el autor en sí del libro, Amorós García, sostiene que la “velocidad del vértigo”, que caracteriza la sociedad de hoy, facilita que las compremos en Internet, que nos las creemos, que las compartimos y que preferimos una noticia falsa a una verdad nos estropee la realidad.
Dentro de la amplia gama de intenciones que pululan detrás de estas noticias, hay de naturaleza económica, porque se toma cualquier aspecto de la UASD para que el emisor se “venda” (medios masivos, redes sociales o personas). También se esconde el aspecto político e ideológico y /o de otra muchas naturaleza.
Por eso y ante un público a lo interno de la institución que vive envuelto en una burbuja isleña, heredada de un pasado que se transformó y de espalda a la llamada sociedad pos capitalista que generan un mar de informaciones, muchas de las cuales que por su carencia de hechos, forman Es pura mentira muchos de los comentarios que despachan algunos amigos y colegas del periodismo, “comunicadores” ,“enganchados a periodistas“ y una significativa cantidad de “periodistas” ciudadanos Eso no significa que hay que exculpar a la parte endógena de la misma.
En esta que es la era de la “posverdad”, hay mucho descrédito e incertidumbre, lo que fluye e influye notablemente los públicos internos y por consiguientes a los decisores.
Veamos: “A la UASD sólo van los jodidos”, frase que se expresa con la finalidad de denostar y descalificar. La verdad es que en la UASD se inscriben una gama de segmento, incluyendo en gran medida los que menos pueden. Y en esta sociedad excluyente los que no pueden están totalmente marginados y ni pueden matricularse.
Y seguimos escuchando sandeces como que los peores en calidad son los estudiantes de la institución de educación superior estatal, cuando en realidad sabemos que no es así. También se expresa que los discentes egresan tarde. Hay casos que son de esa manera y otros no.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo está como el capitán, que no tiene quien le escriba, y peor aún, siendo una academia que ha parido la mayoría de los comunicadores sociales del país, luce desprotegida.
El vientre de la UASD ha parido la mayoría de los profesionales que colman la República Dominicana y allende los mares y en su seno cohabitan más de 200 mil personas, que se desarrollan en un ambiente sano educativo, por lo que lo único que hace falta es planificar, articular, gestionar y enfocarse.
Parodiando la frase de “repite y repite que algo queda”, por la de “mientes y mientes que algo queda”, nos damos cuenta que la recuperación de la imagen física y conceptual en la universidad, es primero creando un clima de confianza y aplicando una política comunicacional transversal que involucre todos los actores internos y externos que conforman la comunidad uasdiana, con el propósito de blindarla de la fake news.