Siempre me ha llamado la atención la contradicción entre el avance tecnológico que han experimentado los medios de comunicación versus la involución del fondo de las informaciones que en ocasiones sirven algunos de ellos.
Esto es que, aunque hay más medios, con más audiencia y más tecnología, también es cierto que abundan informaciones más ligeras, superficiales y además falsas que al usarse deliberadamente por algunos sectores con el objetivo de manipular para persuadir se convierten en falacias ad passiones.
Esto constituye un fracaso de la humanidad que se supone había superado el oscurantismo y, a partir de la ilustración, se decantaba por el conocimiento y la razón, enfatizando en la verdad comprobable y demostrable. Por el contrario, hoy ganan espacio la posverdad, las “fake news” y los discursos de odio.
La coyuntura dominicana está llena de eso. Para muestras tres botones. El primero fue la versión que se puso a correr de que la ministra de la Mujer, Mayra Jiménez, y el embajador dominicano ante la OEA, Josué Fiallo, estaban “proponiendo que se apruebe una resolución donde se declara el aborto como derecho humano, se redefine el término ´mujer´ y ´niña´, se le quita la patria potestad de padres y madres sobre la educación de sus hijos e hijas y se defienden la pedofilia y la pederastia”.
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Esta denuncia fue hecha hasta con “jipíos” en lugares tan sagrados como el púlpito de una iglesia y en el Congreso Nacional. Sin embargo, cuando se preguntaba cuál era la prueba o el sustento de tal afirmación no había una respuesta lógica. Días después la Cancillería aclaró que esas informaciones eran falsas.
Otras falacias las hemos visto en el tratamiento al tema dominico haitiano. Son muchos los videos e informaciones a las que se les atribuye un contexto falso y así se difunden en redes sociales y en medios, caldeando los ánimos entre las poblaciones de ambos países.
Uno de ellos fue un video donde un grupo de haitianos perseguía y golpeaba a una mujer blanca, mientras otros la protegían. Se afirmó que se trataba de una turba persiguiendo a una dominicana, sin embargo, era la exgobernadora haitiana Magali Habitant. Lo mismo sucedió con el incidente relacionado a la empresa CODEVI. Todo sucedió en territorio haitiano pero algunos publicaron que una turba había cruzado a territorio dominicano.
El tercer ejemplo lo vimos cuando una diputada de San Cristóbal denunció que el ministro de Educación, Ángel Hernández, echó de su oficina a un grupo de diputados. No fue cierto, como se demostró en un video difundido por el Ministerio de Educación.