Fallece el escritor cubano Cabrera Infante

Fallece el escritor cubano Cabrera Infante

TOMADO DE LA BBC
LONDRES.-
El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante murió este lunes en el hospital Chelsea y Westminster, en Londres, ciudad en la que vivía hace casi 40 años.

El exilio convirtió a Guillermo Cabrera Infante en un escritor profesional, sin embargo sus temas, sus obsesiones y sus lectores ideales siempre estuvieron relacionados con Cuba, en especial con la Habana.

«El gran descubrimiento de mi vida fue la ciudad de La Habana. No solamente descubrí la ciudad sino descubrí un cosmos, descubrí un hábitat y descubrí un mundo particular. Para mí eso fue decisivo…», dijo en una ocasión.

También dijo, refiriéndose a su traducción del libro de cuentos Dublineses, de James Joyce, que lo había traducido no al español sino al cubano.

Y de su novela Tres Tristes Tigres se ha dicho que la verdadera protagonista es La Habana. De hecho, la noche habanera.

Guillermo Cabrera Infante vivió por primera vez la noche de la Habana en 1941, cuando se trasladó a vivir allí con su familia. Hasta ese momento habían residido en la población oriental de Gibara, donde Cabrera Infante nació el 22 de abril de 1929.

En 1947 empezó a escribir, oficio al que se dedicaría de lleno luego de abandonar sus estudios de medicina.

En 1950 comenzó a estudiar periodismo y en 1954 empezó a publicar crítica de cine en la revista Carteles bajo el seudónimo de G. Caín.

De Carteles terminaría siendo redactor en jefe. Una selección de sus criticas -escritas hasta 1960- sería publicada en Un Oficio del Siglo XX, editado en 1973.

EL JUEGO LITERARIO

En esas críticas cinematográficas ya es evidente el estilo característico de Cabrera Infante: juguetón, sensual y burlón.

«Así en la paz como en la guerra» (cuentos, 1960) fue su primera obra de ficción publicada.

Su siguiente obra, la novela Tres tristes tigres, ganó el Premio Seix Barral en 1964 y está considerada como una de sus obras más logradas.

Muchos críticos la incluyen dentro de la lista de novelas latinoamericanas que, en la década de los sesenta, llamaron la atención sobre una literatura madura. Obras como Cien años de soledad, Rayuela, Paradiso, La casa verde y El astillero.

Todo lo que sea póstumo, no me alegra. Me alegra todo lo que pueda ser celebratorio en vida, pero después de muerto no creo que yo vaya a aspirar a una especie de permanencia literaria

 En ese momento Cabrera Infante trabajaba como agregado cultural de Cuba en Bélgica. En 1965, el escritor regresó a Cuba para asistir al entierro de su madre. Renunció al servicio diplomático y se fue para nunca más volver.

Su relación con el poder no fue nunca fácil. En 1952 fue detenido bajo la dictadura de Fulgencio Batista por publicar un cuento con «palabrotas».

Su distanciamiento del régimen de Fidel Castro fue paulatino, pues fue director del Instituto del Cine, director del suplemento literario del diario Revolución y, como ya se dijo, agregado cultural.

Sin embargo, para 1968 la ruptura ya era total. Ese año concedió una entrevista a la revista argentina Primera Plana en la que criticó duramente al gobierno cubano.

Desde entonces, y hasta el final de sus días, sus libros estuvieron prohibidos en Cuba. «Ni siquiera se pueden tener en la casa», le dijo a la BBC en una entrevista realizada en 2003.

EL EXILIO DEL REINO

Cabrera Infante fijó su residencia en Londres, junto a su segunda esposa, la actriz cubana Miriam Gómez. Allí vivió durante cuatro décadas.

Un gran nombre de las letras latinoamericanas.

Los cuarenta años de exilio fueron una experiencia agridulce para el escritor. Así lo explicó en la entrevista con la BBC.

«Ha significado algo muy bueno porque me he permitido convertirme en escritor profesional. Es decir, yo vivo de lo que escribo, no como antes, que publicaba esporádicamente».

«Pero, al mismo tiempo, el exilio me ha hecho perder mi lector natural que es, por supuesto, un cubano y si es posible un habanero. Y eso ha sido para mí un conflicto porque mis libros están prohibidos en Cuba».

LEA: ENTREVISTA CON LA BBC

Sin embargo el exilio no significó la sequía, pues siguió escribiendo y publicando con regularidad.

Entre sus obras del exilio se destacan Vista del amanecer en el trópico (Cuentos, 1974), Exorcismos de esti(l)o (divertimentos, 1976) Arcadia todas las noches (crítica de cine, 1978), La Habana para un infante difunto (novela 1979), Holy Smoke (ensayos, escrito en inglés 1985), Mea Cuba (escritos políticos, 1993), Delito por bailar el chachachá (cuentos, 1995).

Sobre la muerte, esa invitada entrometida, le dijo a la BBC: «Todo lo que sea póstumo, no me alegra. Me alegra todo lo que pueda ser celebratorio en vida, pero después de muerto no creo que yo vaya a aspirar a una especie de permanencia literaria, a una suerte de celebridad después de muerto».

En 1997 Cabrera Infante recibió el Premio Cervantes por el conjunto de su obra. Una obra que algunos consideran desigual, pero de la que no hay duda que perdurarán títulos como Tres tristes tigres.

Tampoco hay que dudar de que la noche habanera perdió a uno de sus mejores cronistas.

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