George H.W. Bush, cuya presidencia despegó con la victoria de la coalición sobre Irak en Kuwait y se desplomó por una crisis económica que le costó el respaldo de los votantes tras apenas cuatro años en la Casa Blanca, falleció anoche a los 94 años.
Bush, que fue un héroe de la Segunda Guerra Mundial y ostentó la presidencia de Estados Unidos durante el colapso de la Unión Soviética y en los últimos meses de la Guerra Fría, murió el viernes en la noche en su casa de Houston, dijo el vocero de la familia, Jim McGrath.
Hijo de un senador y padre de un presidente, su preciado currículum le sirvió para ascender en el escalafón político; de congresista a embajador ante Naciones Unidas, de presidente del Partido Republicano a enviado a China, de director de la CIA a vicepresidente durante los dos mandatos del popular Ronald Reagan.
La Guerra del Golfo de 1991 apuntaló su popularidad, pero se vio perseguido por su decisión de romper una solemne promesa realizada a sus votantes: “Léanme los labios. No hay nuevos impuestos». Fracasó en su intento de salir reelegido ante el demócrata Bill Clinton en unos comicios en los que el empresario H. Ross Perot obtuvo casi el 19% de los votos como candidato independiente.
Sin embargo, vivió para ver como su hijo George W. era elegido dos veces para la presidencia, formando la segunda pareja de padre e hijo que ocuparon la Casa Blanca tras John Adams y John Quincy Adams. Bush padre “era un hombre del más alto carácter», dijo el 43er presidente en un comunicado tras el deceso de su padre el viernes.
En los años posteriores a su presidencia, George H.W. Bush llegó a ser visto como un líder fundamentalmente decente y bien intencionado que, aunque no era un orador conmovedor o un visionario, tenía firmes compromisos humanitarios. Bush llegó a la Casa Blanca en 1989 con una reputación de indeciso y de tener opiniones indeterminadas.
Su trabajo duro y su acercamiento al cargo le valieron una amplia aceptación entre la población. Ofreció más conferencias de prensa en unos meses que Reagan en sus años en el cargo. La crisis de Irak (1990-1991) sacó a relucir las habilidades que había forjado en un cuarto de siglo en la política y el servicio público.
Su principal interés fue la política internacional. Durante su mandato cayó el Muro de Berlín, se desintegró el Pacto de Varsovia y los satélites soviéticos abandonaron la órbita de Moscú. En su papel de 41er presidente de Estados Unidos libró otras batallas, incluyendo una guerra contra las drogas y una cruzada para convertir a los niños estadounidenses en los mejor educados del mundo, asuntos en los que no tuvo una victoria clara.
Además firmó la histórica Ley de Discapacidad que prohibía la discriminación a personas con discapacidad en el lugar de trabajo y exigía la mejora de los accesos a lugares y al transporte público.
Bush se convirtió en el patriarca de una de las familias políticas más destacadas del país. Además de George W., otro de sus hijos, Jeb, fue elegido gobernador de Florida en 1998 e intentó, sin éxito, obtener la nominación republicana a la presidencia en 2016. Su deceso se produjo apenas ocho meses después del de su esposa, Barbara Bush.
Los Bush tenían otros dos hijos más, Neil y Marvin, y una hija, Dorothy Bush LeBlond. Otra hija, Robin, falleció de leucemia en 1953, unas semanas antes de su cuarto cumpleaños.