PRISTINA, Serbia-Montenegro,  (AFP).- El presidente de Kosovo, Ibrahim Rugova, de 61 años, falleció ayer sábado a causa de un cáncer de pulmón en un momento crucial para esta provincia administrada por Naciones Unidas que se encuentra en plenas negociaciones para definir su nuevo estatuto.

“El presidente de Kosovo, Ibrahim Rugova, ha muerto”, declaró a la prensa el ministro de Descentralización, Lutfi Haziri.

Ferviente partidario de la independencia, este líder incontestable de los albaneses de Kosovo era el jefe de la delegación albanesa en las negociaciones iniciadas en noviembre pasado bajo la égida del enviado especial de la ONU, Martti Ahtisaari.

“Rugova murió en su residencia, en Velanija (zona residencial de Pristina), donde recibía tratamiento, rodeado de su familia, los médicos personales y especialistas estadounidenses” poniendo fin a una lucha “valiente” contra la enfermedad, según un comunicado. Después de este anuncio, las televisiones y las radios de Kosovo suspendieron sus emisiones para difundir música clásica.

El presidente de Kosovo apareció en público por última vez el 23 de diciembre. Muchos dirigentes rindieron homenaje a Rugova e instaron a que reine la calma en Kosovo donde las tensiones étnicas siguen vivas seis años después del conflicto (1998-1999) entre las fuerzas serbias y los separatistas albaneses.

“Estoy seguro de que al presidente Rugova le hubiera gustado que prosigamos las negociaciones sobre el estatuto (de Kosovo) para lograr resultados”, dijo Ahtisaari, quien manifestó su esperanza de que “reine la calma y que se respete la Constitución”.

“Es especialmente trágico que el presidente Rugova nos abandone en este momento decisivo para el futuro de Kosovo”, dijo el jefe de la misión de la ONU en Kosovo (Minuk), Soeren Jessen-Petersen.

La ONU administra Kosovo desde 1999 depués de los bombardeos de la OTAN que pusieron fin a la represión, con el telón de fondo de “limpieza étnica”, de las fuerzas del entonces hombre fuerte de la ex Yugoslavia, Slobodan Milosevic, contra los separatistas albanases.

Pese a que horas después del anuncio de la muerte de Rugova Belgrado todavía no había reaccionado, los dirigentes serbios de Kosovo pidieron paz y que prosiga el diálogo entre Belgrado y Pristina.

Pero este diálogo se ve dificultado por el hecho de que los albaneses, que representan más del 90% de la población de Kosovo, reclaman la independencia, mientras que Belgrado, que considera que esta provincia es la cuna de su cultura y de su historia, sólo está dispuesta a aceptar una amplia autonomía.

La Constitución provisional de Kosovo prevé que Rugova sea remplazado por el presidente del Parlamento, Nexhat Daci, de 61 años, hasta que se realicen nuevas elecciones.

La desaparición de Rugova, un personaje casi mítico para numerosos albaneses de Kosovo, deja un vacío difícil de llenar pues ninguno de sus sucesores potenciales cuenta con su carisma.

Con su eterno pañuelo de seda al cuello y sus gafas de intelectual, Rugova era visto como el único líder capaz de llevar a Kosovo a la independencia.

Escritor de renombre, diplomado en letras por la Universidad parisina de la Sorbona, Rugova, que hablaba francés, inglés y serbio, fue uno de los pioneros de la ‘intelligentsia’ de Kosovo en la Yugoslavia comunista.

Su lucha pacífica contra Belgrado y la represión bajo el régimen de Slobodan Milosevic, le valieron el apelativo de “Gandhi du Kosovo”.