Falleció ayer Emilio Lapayese

Falleció ayer Emilio Lapayese

POR UBALDO GUZMAN MOLINA
El ex sacerdote dominico Emilio Lapayese del Río, un agudo comentarista de televisión y articulista de estilo punzante, murió ayer en Santo Domingo, luego de agudizarse la diabetes, enfermedad que había socavado su existencia desde hacía años.

Fue ingresado el pasado domingo en la clínica de Medicina Avanzada Abel González, debido a complicaciones de su salud, donde falleció. Tenía 69 años.

Sus restos están siendo velados en la funeraria Blandino, de la avenida Abraham Lincoln. Sus restos serán sepultados hoy a las 11:30 de la mañana en el Cementerio Cristo Redentor.

Lapayese escribía en HOY la columna diaria titulada «En sólo cien palabras», caracterizada por la ironía y la crítica incisiva. Simultáneamente publicaba artículos de vez en cuando en la página editorial de este diario. Había sido operado corazón abierto y se le amputó una pierna a consecuencia de la diabetes.

Con gran capacidad para la síntesis, Lapayese estaba decepcionado de ciertas utopías a las que había apostado. Le encantaba construir casas, debido a su herencia del su padre que fue también arquitecto.

Nacido en Madrid, España, en una familia de seis hijos, formada por José Lapayese, artista plástico, y Miguela del Río, maestra y ama de casa. Fruto de su amor por el país, Lapayese se nacionalizó dominicano.

Lapayese escribió artículos, además, en El Nacional, Listín Diario y el periódico santiagués El Día. Fue galardonado con uno de los premios de «La sandalia de la buena prensa» (1992), otorgados por Ediciones Peregrino.

Estuvo, junto a José Israel Cuello, en el programa televisivo «Contrapunto», que empezó en Rahintel en 1994 y luego pasó a otros canales. Fue comentarista de «Buenos días», también con José Israel Cuello, y en «Desayuno buenos días».

En el programa televisivo «Controversia» fue comentarista junto a Roberto Rodríguez Marchena. Participó, asimismo, en otros programas de panel en la televisión local.

Se inició en la carrera de periodista escribiendo artículos en el diario El Día, de Santiago. Luego pasó una temporada en España y trabajó en el anuario de Radiotelevisión Española.

Produjo en Santiago un programa radial, que denominaba Actualidad Periodística, en que leía noticias y editoriales con acordes de tambora. Siguió su programa en La Voz del Trópico y comenzó a laborar, en 1986, con Julio Hazim.

Estaba casado con Miledys Antonia (Gaby), con quien procreó a Eva María, estudiante de medicina, y María Isabel, que estudia psicología.

Recibió una educación de primer orden durante su pubertad. No sólo le enseñaron bien, sino que además le estimularon el deseo de saber. Entonces leía las novelas de aventura de Julio Verne. Leyó temprano la Biblia y la Divina Comedia, obras fundamentales en su vida.

Tan pronto concluyó el bachillerato, el joven fue a la Universidad  Complutense de Madrid, pero los estudios de derecho quedaron interrumpidos cuando decidió, sorprendiendo a su familia, estudiar para sacerdote. Tenía 20 años cuando entró en la ruta de la Orden de los Predicadores de los Dominicos. Estuvo nueve años estudiando.

Convertido en sacerdote, su destino fue Santiago de los Caballeros, donde fue docente de la Universidad Católica Madre y Maestra. Fue utility en los colegios Sagrado Corazón y La Salle.

Cuando estalló la guerra de abril de 1965, Lapayese se encontraba en el Convento de los Dominicos, en Santo Domingo. Se quedó allí dentro, pero al tanto de lo que ocurría la Ciudad Colonial.

Luego fue destinado a Puerto Rico y se dedicó a la enseñanza en la Universidad de Bayamón y compartió residencia con religiosos holandeses. Retornó al país en 1968. A petición suya fue enviado a ocuparse de las almas de Monción y Altamira, donde dejó una impronta entre los jóvenes. De aquí se marchó a Puerto Rico, donde enseñó en la Universidad Interamericana.

En esa isla se produjo un cataclismo interior y colgó los hábitos. Retornó al país para enseñar en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Después contrajo matrimonio y empezó una nueva etapa en su vida, sin abjurar a sus creencias religiosas.

Una vez intentó instalar una ebanistería, pero tuvo mala suerte: se dejó engañar por un dominicano.

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