El exjugador dominicano de Grandes Ligas Tony ‘Cabeza’ Fernández, de 57 años, considerado uno de los mejores torpederos de las décadas de los 80 y los 90, falleció anoche en un hospital de Miami (EE.UU), donde era atendido por problemas renales, informó este domingo su familia en la República Dominicana.
Fernández murió tras varios días en “coma inducido” tras agravarse su situación de salud a causa de una neumonía severa, de acuerdo con las declaraciones de su familia, que no ha ofrecido detalles del funeral del expelotero.
En 2017, el dominicano fue ingresado en un hospital de la Florida, donde fue diagnosticado con poliquistosis hepatorrenal, un trastorno hereditario en el que se forman quistes en ambos riñones.
“Descanse en paz el legendario campocorto de los Azulejos, Tony Fernández. Nuestros pensamientos y oraciones están con su familia y su legado como Blue Jay vivirá para siempre”, escribió en Twitter dicho equipo, donde Fernández consiguió un anillo de Serie Mundial en 1993 y sus mejores años como pelotero profesional.
Precisamente, en octubre de 2016 el antiguo parador corto fue exaltado al Salón de la Fama del Deporte de Ontario, Canadá, por sus aportes y logros en 12 campañas con los Blue Jays de Toronto.
Fernández jugó para varios equipos en su carrera de 17 años en las Ligas Mayores, pero es por su actuación con los Azulejos entre 1983-1990 que hoy es considerado uno de los mejores jugadores de la posición seis de las décadas de los 80 y los 90.
Fernández debutó y se retiró de las Grandes Ligas vistiendo el uniforme azul del equipo canadiense. En 1985 se convirtió en el torpedero titular de Toronto y en los cinco años siguientes encabezó la franquicia dos veces en promedio de bateo (1986, 1987), tres en imparables (1986, 1988, 1990) y cuatro en triples (1986, 1987, 1989, 1990).
Asimismo, durante ese período fue convocado en tres ocasiones al Juego de Estrellas y se catapultó como un jugador élite del campocorto al ser reconocido con el Guante de Oro de manera ininterrumpida desde 1986 hasta 1989.
En 1993 volvió a Toronto vía cambio desde los Mets de Nueva York. En 94 partidos con los Azulejos bateó .306 y les ayudó a ganar su segunda Serie Mundial remolcando nueve carreras, marca para campocorto alguno con promedio de .333.