Vivimos en una época en la que parece que las personas son felices, tienen una familia perfecta, son plenas, viven sin ningún tipo de problema ni carencias, todo en su entorno es alegría. En fin, su vida se desarrolla en un idílico paraíso… al menos es lo que aparentan a través de las redes sociales y en su entorno social.
Sin embargo, la perfección no existe, por lo que es muy improbable que una persona pueda tener tal excelencia en su vida.
Pero, ¿qué lleva a una persona a aparentar ser feliz? La psicóloga Heidy Camilo habla sobre la falsa autoestima y explica que esta implica vivir en una burbuja y en el fenómeno del doble ciego, donde la persona cierra los ojos de manera inconsciente para no ver la realidad y se crea un mundo fantasioso en el que todo está bien, pero la realidad es que todo está mal. En la medida en que el individuo asume que todo está bien, no hace esfuerzos para modificar aquello que está causando problemas en su vida.
“Lo que sucede actualmente es que las personas asumen una elevadísima autoestima para tratar de ocultar realmente una autovaloración y autoconcepto muy pobre de sí mismas”, precisa la especialista.
Esta tendencia a aparentar lo que no es, está logrando que las consultas psicológicas se llenen de personas deprimidas en grados crónicos, incluso con ideas suicidas, porque la perfección no existe.
La experta enfatiza que actualmente las personas están muy arraigadas en la cultura del “BAM: bulto, allante y movimiento”, y las redes sociales son ese “vitral” perfecto donde hacer alarde de sus salidas, suntuosas casas y vehículos, lujo, viajes idílicos, dinero, una hermosa familia, excelencia profesional… con la falsa creencia de que esto es sinónimo de éxito.
Con esto, estas personas buscan mostrar una perfección inexistente y tratar de aparentar lo que nadie tiene, con la idea de que esto los hará mejores que los demás.
“Nadie tiene una vida perfecta, lo que podemos tener es una vida y familia saludable y funcional con conflictos y situaciones difíciles, pero con una buena capacidad de resolución de los mismos”, asegura Camilo.
Señala que actualmente hay una cultura “muy peligrosa” de que la perfección es posible y que la vida perfecta es posible y lo que hace esta tendencia es inyectar a las personas una adrenalina emocional dañina porque los coloca en un estado de éxtasis y entienden que tienen que tenerlo todo y que todo debe estar perfecto para el bienestar y la felicidad.
“Cuando chocan con la realidad de que esto no es posible viene un derrumbe emocional muy peligroso que está haciendo que la gente entre en cuadros depresivos profundos, a veces hasta con crisis psicóticas”, exclama.
Estas personas están vendiendo además que toda afección psicológica es producto de una baja autoestima. “Si estoy deprimido, ansioso, soy víctima de violencia es porque tengo baja autoestima, cuando realmente la autoestima es una parte en el ser humano, no la totalidad”.
Advierte que cuando una persona tiene una alta valoración de sí misma, es decir, tiene características narcisistas producto de su falsa autoestima, denigra, humilla y descalifica a todos los que lo rodean.
Sin embargo, explica que es posible vivir una vida más auténtica, siempre y cuando la persona entienda que “la felicidad son momentos”.
“Cuando una persona asume que tiene recursos para salir adelante y que puede hacerlo a través de los recursos emocionales y cognitivos que tiene, puede definitivamente encontrar salud mental, emocional e interrelacional” concluye Camilo.