A diferencia de otros años, cuando el sofocante calor de Semana Santa hacía que las personas convirtieran en balnearios  las  calles de sus barrios, este año en que la temporada vino acompañada de una brisa fresca y producto de la sequía,  tanto en la zona norte  como en la sur del Distrito Nacional se observaron pocas piscinas.

Muchos niños, específicamente de los barrios de la parte norte del Distrito, tenían puestos sus trajes de baño y sus piscinas colocadas en aceras y calles; sin embargo “no llegó el agua para poder llenarlas, ni había dinero para comprar un camión de agua”, señalaron algunas personas entrevistadas por HOY durante un recorrido.

Welligton Paredes, del ensanche Espaillat, invirtió 1,400 pesos para comprar un camión de agua y llenar dos piscinas que compartiría con 15 vecinos.