¿Falta de conciencia cívica?

¿Falta de conciencia cívica?

 TEÓFILO QUICO TABAR
No son pocas las personas que han llegado a la conclusión de que en gran medida los problemas que aquejan a la sociedad en todos los sentidos, se debe fundamentalmente a la falta de conciencia de la población, y como consecuencia de ello, a los abusos que cometen las clases gobernantes, entendiendo que la mayoría de la gente ignora lo que ocurre, de manera que menosprecian y subestiman al mismo pueblo que en ocasiones elevan buscando su apoyo y luego como de costumbre lo ignoran y desprecian.

Es indudable que en cierta medida no existe la debida conciencia, especialmente cívica en la ciudadanía, pero esa falta de conciencia no solo se manifiesta en la población que sirve de peldaño para que un grupo escale a sus antojos las alturas del poder, y desde arriba actúen a su antojo.

La gran falta de conciencia existe, fundamentalmente en aquellos que se presentan como la cabeza de la sociedad. En los que deberían ser modelos y maestros de la conducción de la sociedad, actuando con respeto, decencia, coherencia, ética y moralidad en todas las acciones tanto públicas como privadas.

Se pueden señalar muchísimas muestras de irrespeto a la sociedad, en todas las actividades y en todas las esferas. Incluso en algunas acciones que no se toman en cuenta, pero que muestran el grado de ausencia total de conciencia entre los que dirigen.

Por ejemplo, se gasta mucho más dinero por vía de la propaganda oficial y privada, en enseñanzas que en vez de educar y orientar hacia un modelo de conducta cívica que eleven el nivel de conciencia popular de manera correcta, en la que se establezcan patrones ejemplarizadores, se hacen dirigidas a incitar y motivar a aberraciones antisociales o simplemente a tratar de distorsionar y desviar la atención popular.

Propaganda, publicidad o campañas de orientación educativas en cuanto a lo que debe ser el buen comportamiento de la gente frente a cada cosa o situación. Campañas dirigidas a elevar el nivel cultural. Campañas tendentes a inducir desde los niños hasta los adultos a llevar a cabo las acciones cotidianas dentro de un modelo de respeto permanente, no solo a los valores morales y patrios, sino a todas las que puedan contribuir a convertirnos en una nación donde las conductas ejemplares sean verdaderos estandartes de comportamientos cívicos.

Orinarse en las calles. Convertir cualquier vía o esquina en una parada de guaguas con todo lo que ello implica. Hacer de los parques, incluyendo los infantiles, zonas rojas o centros de diversión clandestina. Permitir que determinadas aceras se conviertan en parqueos privados. Tirar bagazos de naranja y caña en el gran zafacón que es la ciudad. Permitir que donde quiera se juegue dinero al lado incluso de centros policiales. Todas son muestras de falta de conciencia.

Pero también el transfuguismo como estilo político. La mentira y el engaño. La complacencia con los sectores de poder. El menosprecio a los que no han tenido oportunidades de nada. No dar explicaciones claras y contundentes del uso de los dineros públicos. La compra de conciencias y las ventas baratas de voluntades, robos, desfalcos, igualmente son muestras de falta de conciencia.

Exigirle a los dominicanos que no tiren la basura en las calles. Que respeten las señales. Que no se la busquen para alcanzar lo que sus medios no le permiten. Que no instalen friquitines o ventas de frutas u otras cosas en las esquinas. Pedirle a los dominicanos que no abusen con los ruidos y que hagan más uso de las cortesías al cruzar las calles o al conducir, no tiene ningún valor, si las cabezas de la sociedad no actúan en consonancia.

Claro que si que hace falta conciencia, mucha conciencia, entre ellas la cívica, pero en mayor proporción, en aquellos que usufructúan el país. En la clase que ha dominado de diferentes formas, aunque utilizando escenarios diferentes según sus conveniencias. Hace falta conciencia, pero ésta no se alcanzará exigiéndola, sino por el contrario, enseñándola con ejemplos de conductas ceñidas a la moral, ética y decencia, pero desde la cúpula política, civil, militar, religiosa, empresarial, profesional, magisterial, etc. Mas que popular, hace falta conciencia dirigencial.

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