La falta de ideología en los diversos partidos de nuestro sistema político, es algo verdaderamente preocupante para los estudiosos de la política, pero desde el punto de vista científico.
La palabra ideología, de acuerdo al diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE), establece, que esta es un “Conjunto de ideas que caracterizan a una persona, escuela, colectividad, movimiento cultural, religioso, político, etc.”, pero cuyo significado, en la gran mayoría de los que dicen ser miembro, militantes o dirigentes no conocen con exactitud, situación esta que aleja una auténtica modernización, tal y como lo preconizan muchos de los que en la cima de los partidos orbitan.
Es la falta de ideología, según nuestras reflexiones, la mayor causante para que al interior de los partidos salgan a relucir sus constantes crisis, pues, la ausencia de una sustentabilidad en su sistema ideológico, al convertirse estos en solo estamentos electorales, cuya vocación primaria es básicamente la obtención del poder, muchas veces sin tener una clara visión de lo que es el manejo de las cuestiones del Estado.
Esa falta de ideología, viene como consecuencia a la escasez de lo que por mandato expreso de la Ley 33-18, sobre Partido, Movimientos y Agrupaciones Políticas, se establecen a través de los artículos que van desde el 36 al 40, algo que en realidad no cumplen ni por asomo, (me atrevería a asegurar), en más del 80 por ciento de las entidades del ramo.
En el imaginario colectivo recordamos, el apego que tenía, por ejemplo, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), el cual era un modelo por excelencia su escuela de formación Política, en donde era más que un privilegio ver cada viernes (día en que se daban las reuniones en mi provincia Salcedo, hoy Hermanas Mirabal), cuando esos jóvenes, mayormente, asistían a dichas tertulias, en donde se trataban temas que iban desde la geopolítica hasta la forma de vestir de un político, y sobre todo, sus métodos doctrinarios.
Pero lo mismo podría decir del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en donde con menor cuantía, estos tenían sus métodos educativos, que aunque no de manera tan arraigada como era el caso del PLD, pero por lo menos, hacían el amago de educar a parte de su membresía.
También los partidos de orientación marxistas tenían sus métodos, que quiérase o no cumplían con una labor social, pues, “obligaban” o inspiraban para que quienes decidían “meterse” a políticos leyeran, indagaran, se nutrieran y se capacitaran dentro de las corrientes en donde militaban.
Soy de los que piensa, que si los partidos no vuelven a caminar sobre las bases del conocimiento hacia su membresía, tomando como elemento el mandato de los artículos citados más arriba de nuestra Ley 33-18, en este país continuaremos caminando sobre territorios minados por el oscurantismo en una gran parte de quienes nos dirigen y de los que nos piensan dirigir.