República Dominicana puede mantener, legítima y legalmente, su rechazo a cargar con derivaciones de los problemas sociales de Haití incurriendo por ellos en gastos insostenibles y otras consecuencias indeseables por el ingreso de migrantes que escapen a regulaciones.

Con puertas abiertas solo para los que llenen los requisitos de ley para trabajar, estudiar y otros motivos sin riesgos para el país. Normas de ordinaria aplicación en todo el mundo.

Toca a los empleadores privados sujetarse a las restricciones sobre contratación de trabajadores de procedencia externa de tiempos normales o excepcionales para enfrentar la actual crisis, y mantener la preferencia por ciudadanos nacionales.

La normativa de no negar atención médica de emergencia a ningún ser humano en función de estatus social o lugar de nacimiento, debe aplicarse cabalmente incluyendo en esa receptividad a las embarazadas en inminencia de dar a luz.

La situación actual obliga a que las autoridades sean extremadamente efectivas en evitar cruces subrepticios y no incurrir en flexibilidades a la hora de expedir visas y permisos para entrar a República Dominicana. Los puestos consulares y de controles limítrofes no deben, por tradición, ser aprovechados para ganar dinero respetando las formas ni para aceptar sobornos de trashumantes y contrabandistas.
Tales ingresos encasillarían al país en tráficos humanos y la concentración de tropas en la frontera hace suponer que está sellada.