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Debemos tener presente que el negocio del transporte tiene que ser rentable para que las soluciones que se adopten sean perdurables, dentro de los limites mínimamente aceptables, por consiguiente no puede haber improvisaciones. Los encargados de hacer los estudios y su posterior implementación, deben ser técnicos altamente calificados con algo grado de apoliticidad y que, además, cuenten con el asesoramiento de instituciones internacionales de la reconocida experiencia en el ramo del transporte.
Sabemos que el número de usuarios del transporte urbano solo en la ciudad de Santo Domingo, sobrepasa el millón y que actualmente está servido por apenas unos cuatrocientos automóviles en estado inservibles, menos de 90 minibuses y cerca de 200 a 250 guaguas, habiendo aumentado a estas últimas con las nuevas unidades de Onatrate recientemente reparadas y las que han sido exoneradas por el señor presidente de la República, más otras que durante el mes de abril del presente año serán integradas al sistema por compañías privadas que explotan el negocio del transporte de pasajeros. Desde luego, es bueno que se aclare, que el problema no se soluciona con simplemente exonerar autobuses grandes y pequeños a todas aquellas empresas que quieran y tengan experiencia en el negocio del transporte de pasajeros, no, es necesario tomar medidas, dictar decretos, implementar Leyes que regulen todo lo relativo a este servicio y además buscar alternativas que deben ser implementadas en busca de hacerlo menos costosos y menos oneroso en términos económicos y monetarios.
En un editorial del periódico Hoy del 4 de febrero de 1986, titulado: Un problema que aguarda solución, se establece que “en el transporte de pasajeros lo que reina es una situación de anarquía, en la que cada quien hace lo que más le convenga”.