Falta una dosis de prudencia

Falta una dosis de prudencia

Los  accidentes de tránsito ocurridos en estos días han arrojado un balance muy alto en pérdida de vidas. Parecería que la proximidad de la Nochebuena y la relativa holgura económica por la entrega del “doble sueldo”, han estado  influyendo en el comportamiento de la gente. La premura por hacer más cosas en menos tiempo tiene sus efectos sobre la forma de conducir vehículos de motor y eso tiene altos riesgos, y mayores si se conduce bajo efectos de bebidas alcohólicas. La pérdida de la cordura y  el manejo temerario son dos elementos que inducen a cometer errores de cálculo que ponen en riesgo la seguridad.

 En virtud de que para estos tiempos las autoridades montan “operativos” de prevención  de accidentes, convendría que se actúe con rigor para impedir que los conductores violen las reglas. Sería útil que se controle la velocidad por radar y se hagan respetar los límites de velocidad, sobre todo en las carreteras. Son tiempos de movilización de mucha gente y esto hace más peligrosas las vías públicas. Las imprudencias ponen en riesgo las vidas de quienes las cometen y de los demás. Tolerarlas, ser flexibles cuando no se debe, contribuye a que ocurran percances lamentables. Los conductores deberían  manejar a la defensiva, sin cometer imprudencias, respetando los derechos de los demás, sin dejarse provocar por competidores furtivos. Falta una dosis de prudencia.

 

Depuración permanente

El anuncio hecho por el jefe de la Marina de Guerra, vicealmirante Julio César Ventura Bayonet, de que iniciará un proceso de depuración en ese instituto armado, es una decisión atinada que debería generalizarse entre los cuerpos castrenses y la Policía Nacional. Ese proceso debería ser permanente y hurgar en aspectos de la vida privada de cada miembro en lo que concierne a patrimonio económico, inmobiliario y de otras naturalezas.

La Marina ha sufrido en carne propia el problema de la contaminación de sus miembros. Ha tenido que cancelar y someter hombres por vinculación con crímenes y delitos graves. Eso indica que la depuración no debe ser un proceso limitado a requisitos para el ingreso, sino también para la permanencia. Es un proceso que no debe discriminar en rangos ni apellidos. No debe haber en poder de soldados y policías patrimonios que no puedan ser transparentados. Sin duda debe ser un ejercicio permanente.

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