La acogida, en principio, del reciente informe del crecimiento de la economía expresado en el Producto Interno Bruto a partir del valor monetario de bienes y servicios obtenidos en un período determinado (5.0 %) contrasta con la posición de quienes con escepticismo preferirían esperar otros índices de concretos beneficios para la sociedad la que por de pronto se expresa negativamente según una encuesta que coincide en fechas con las «buenas nuevas»: casi el 80% de ciudadanos entrevistados por la firma «Imagen Publica Consulting» en enero pensaba que la situación es mala o muy mala aunque patrimonialmente al país le vaya mejor según boletines oficiales.
El porcentaje de pobreza en República Dominicana, según datos del Desarrollo Humano publicados en octubre pasado, indica que el 13% de los habitantes habita hogares multidimensionalmente pobres lo que no niega razón a un numeroso sector de padres de familia (casi la mitad de la población) que con pesimismo describe su realidad aunque resulte menos crítica que en sus tiempos de muchas necesidades.
Estarían sintiéndose todavía demasiado cerca de retroceder con un simple resbalón tras la reducción brutal de jornadas productivas causadas por la pandemia de la que la nación salió muy golpeada aunque se recuperara en tiempo razonable.
A pesar de lo insuficiente que a algunos analistas resulta la tasa de PBI para definir la situación económica y social del país, para otros el crecimiento reportado es señal de razonable recuperación. La Asociación de Industrias de la República Dominicana recibió el indicador de crecimiento como suficiente para certificar la capacidad de innovación y adaptación del sector que representa. Le complace que las exportaciones crecieran 8.9% en 2024 comparadas con el año anterior y que la manufactura hiciera lo mismo en 4.3%.
Para el exgobernador del Banco Central, José Lois Malkún, están reafirmados la resiliencia y el dinamismo de la economía nacional post pandemia gracias al buen manejo fiscal y de los sectores Salud y Educación.
Da crédito a la apreciación de que República Dominicana ha experimentado el mayor crecimiento relativo en producción de bienes y servicios de Latinoamérica y el Caribe, considerada por la CEPAL como líder indiscutible en ese orden, al menos. «Definitivamente, una excelente gestión de Gobierno a pesar de los grandes desafíos que aun enfrentamos».
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Lo positivo
Avalando su balance de la economía, el Banco Central destacó, entre otras condiciones favorables, que el crecimiento de la economía se registra en un ambiente de estabilidad de precios, con una inflación interanual que permaneció dentro del límite inferior y en el centro del rango meta de 4.0% + 1.0%. Las reservas internacionales alcanzaron al cierre del 2024 unos US$13,388 millones, las remesas registraron la cifra histórica de US$10,756.0 millones y la inversión extranjera directa superó los US$4,000 millones por tercer año consecutivo «financiando con holgura el déficit en cuenta corriente» del mismo período.
Los que están satisfechos con el comportamiento de la economía colocan en contexto lo que el Fondo Monetario Internacional viene diciendo desde el 2022: que aquí se aplica un manejo fiscal positivo y que son visibles la resiliencia y el dinamismo. Una encuesta de ACM media indicó que la mayoría de la población dominicana valora positivamente la gestión del presidente Abinader en Salud y Educación atribuyéndose a sus políticas el que diez millones de ciudadanos cuenten con seguro de salud bajo tres regímenes de la Seguridad Social. El Instituto Internacional para la Democracia ha sostenido que este país experimenta mejorías en siete aspectos incluyendo transparencia y acceso a la justicia, imprescindibles para estimular inversiones y respaldar el desarrollo.
En reciente editorial el periódico El Día sostuvo que el país ha experimentado un cambio desde la llamada economía del postre (azúcar, café, cacao y tabaco) de la primera mitad del siglo 20 a una economía de servicios con autosuficiencia alimentaria que ha demostrado ser exitosa y adecuada. «Los dominicanos han sabido preservar el principal activo de este modelo económico: la estabilidad social, política y económica».
Casi al mismo tiempo, el vespertino El Nacional opinó, al fijar posición sobre el informe del desempeño económico del 2024 del Banco Central, que el órgano financiero certifica y confirma un perfil económico resiliente «ante previsibles adversidades a causa de las duras políticas migratorias y de comercio que impulsa la Casa Blanca».
Otra campaña
Notablemente, el crecimiento del Producto Interno Bruto no ha influido en la disminución del desempleo propiamente dicho: el sector informal creció desde el 2022 al 2024 de 50.5% a 55.3% y obtener ingresos con inestabilidad, mayormente bajos, y exceptuados de la Seguridad Social y derechos laborales no puede computarse con todas las de ley como ocupaciones de impacto favorable en la población. En esa marginación social están comprendidos los motoconchistas que en varias ciudades del país crecen sin parar como sector aunque faltan brazos dominicanos en la construcción y la agricultura. En solo tres de ellas fueron censados en alza 45 mil en el 2023.
La división de estadísticas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, no registró cambios recientes al medir la desigualdad social en República Dominicana basándose en datos oficiales y sigue sosteniendo que en el país un 10% de los ciudadanos recibe más ingresos que el 90%, lo que ha movido a algunos analistas a sostener que existe una desconexión entre el crecimiento de la economía y la generación de beneficios sociales.
Algunos analistas se niegan a encomiar como tasa que refleja mayor bienestar para la mayoría de los dominicanos el hecho de que la inflación aparezca situada en el «rango meta» del 3.35% en el 2024 como supuesto logro de la política monetaria como si llanamente, y sobre la base de lo acumulativo, no representara un aumento generalizado de los precios aunque se le insinúe como «modesto». Al final, lo que significa es que la canasta básica familiar pasó a costar RD$1,499 más mensualmente en un país caracterizado por salarios básicos congelados e insuficientes.
Al respecto el economista de oposición Haivanjoe Ng, sostuvo días atrás que «si calculamos (la carestía) desde enero del 2021 a diciembre del 2024 encontramos que el costo de la canasta básica nacional ha crecido en RD$8,958 en cuatro años, aumento que la mayoría de los dominicanos no puede afrontar porque sus ingresos monetarios no han crecido en igual monto a pesar de que muchos se esfuerzan más».
PIB bajo lupa
En las cátedras universitarias de América Latina la medición del Producto Interno Bruto está recibiendo desprecios por no reflejar la distribución de la riqueza, la calidad de vida ni el valor de las actividades no mercantiles. Se la considera relativamente efectiva para cuantificar la producción pero es una herramienta cuestionada por no medir el bienestar o porque pueda dar lugar a errores de a bulto. Se recuerda que registra principalmente las transacciones monetarias a precios de mercado dejando fuera una gama de actividades, buenas y malas, a las que los gurús no ponen atención.
Ejemplo de su ineficacia fue puesta de relieve por un expositor en un foro internacional que en un momento dado comparó el PIB de Portugal con el de Suiza apareciendo más alto el del primero de estos países sin que tenga fundamento el suponer que los suizos son más pobres que los portugueses. Se critica que el PIB no mida el nivel de desarrollo de países ni la calidad de vida en general ni refleje de manera completa la riqueza de un país.
Aurelio Jiménez, profesor y ejecutivo académico de nacionalidad española, cuestionó en algún momento que el PIB no establezca el nivel de desarrollo ni la calidad de los sistemas de educación y salud de las naciones. «Vamos, que la calidad de vida en general tampoco es medible por el PIB aunque sí es cierto que los países con un PIB por habitante más elevado pueden permitirse unos mejores servicios así como mejores infraestructuras».
El propio Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, PNUD no tardó en reconocer que los informes sobre el comportamiento de la economía dominicana han mostrado progresos constantes en distintas dimensiones agregando que: «Sin embargo, persisten desigualdades estructurales que limitan una mejora significativa en la calidad de vida para todos los ciudadanos y todas las ciudadanas».