Faltan camas para ingresar los afiebrados

Faltan camas para ingresar los afiebrados

POR FERNANDO QUIROZ
La falta de camas desocupadas para ingresar a cientos de niños con fiebre alta y deshidratados, constituía anoche el principal problema en los hospitales Robert Reid Cabral y San Lorenzo de los Mina, mientras aumentaba la alarma entre las madres, quienes temían que sus hijos estuvieran afectados por dengue.

Una vez más las emergencias de estos establecimientos de salud permanecían colmadas de pacientes y el personal médico de servicio resultaba muy insuficiente. En muchos casos, la espera, hasta de siete horas, era por el resultado de los análisis que determinarían si el padecimiento era por dengue o por otras causas. En otros casos, los pacientes o sus familiares esperaban que el médico observara el cuadro para la indicación de correspondiente.

“Las camas están full (llenas). No sé cuántos pacientes hay ingresados por dengue, pero son muchos. No hay cama en ningún lado”, expresó una enfermera que tomaba la temperatura a los pacientes en la emergencia del hospital San Lorenzo.

En las salas de espera, las mismas madres mojaban toallas en el baño y las colocaban en los ardientes cuerpos de los niños, principalmente en la cabeza, cuello y espalda.

Desesperada y en medio del llanto, la señora Cecilia Mora Ventura, de Los Cerros de Sabana Perdida, se quejó porque los médicos le argumentaron la falta de cama para ingresar a su hijo Joan Manuel Féliz Ventura, de 4 años, quien en ese momento temblaba de fiebre.

 “Le pedí que me lo internaran y me dejaran con él hasta en una silla, pero no quisieron”, añadió desconsolada Mora Ventura.

En tanto que la señora Altagracia Morillo, también de Sabana Perdida, acudió asustada al San Lorenzo, porque su hijo Jorge Lamar Morillo, de 14 años, luego de dos días de fiebre y dolores en la cabeza y la espalda, sangró ayer por la nariz.

El medio del drama, los médicos, quienes se mantienen en constante movimiento, reciben la presión de las madres y padres de los niños pacientes, quienes exigen atención inmediata.  

A las 8:30 de la noche, en la emergencia del San Lorenzo se pudieron contar 33 niños a la espera de servicio, en edades que oscilaban entre los seis meses hasta los 14 años.

El llanto de estos niños, los abrazos de las madres y el intercambio de quejas entre muchas de ellas, era el cuadro más palpable desde que el portero abría la puerta. “Todo esto parte el alma”, era la frase más escuchada anoche entre la gente aglomerada en los bancos del hospital.

Desde Villa Duarte llegó al San Lorenzo la señora Yoelkis Cristina Molina, con un hijo de 9 años, quien aunque le reconfortaba que en dos análisis había dado negativo al dengue, las altas fiebres continuaban. “Yo estoy súper preocupada. Es que yo vivo al lado de la cañada de Villa Duarte”, dijo.

 En lo que va de año se han registrado en el país más de 3,000 casos de dengue y se han reportado la muerte de 34 personas por esas causas.  

 

DE SC AL REID CABRAL

Damián Carvajal, un joven padre, contó a HOY que se vio obligado a salir rápidamente de su trabajo para trasladar desde Madre Vieja Norte, San Cristóbal, hasta el hospital Reid Cabral, a su hijo de un año y trece días de nacido que presentaba altas fiebres y vómitos, desde el jueves.

Explica que esta situación ha provocado una reducción de cuatro libras en el peso del infante.

“Está fuera de peso, mi hijo me preocupa”, manifestó atormentado. Carvajal tenía cinco horas a la espera de los resultados de análisis, desde las 12:00 del día hasta las 8:00 de la noche.

Igualmente desde San Cristóbal, Palenque, llegó al Reid Cabral, la señora Raquel Valera con su hijo Raffy Solano, de siete meses de edad, tras ser referido desde el hospital Juan Pablo Pina.

La fiebre del menor no cedía y ella tuvo que andar unos tres centros médicos de San Cristóbal antes de llegar a la capital. “Me duelen las manos, los pies, la barriga. Tengo fiebre”, se apresuró a contestar el niño Gerard Ricardo Díaz Williams, ante la pregunta formulada a su madre Claribel Williams.

La queja de la señora era porque esperaba atención desde la 1:00 de la tarde y ya eran las 8:00 de la noche. Dijo que reside en el sector Bella Vista, detrás de la farmacia Brasil.

Desde El Valiente, cerca del peaje, en la autopista Las Américas, llegó la señora Andrea Hernández, con su hijo Andriel Reyes, de dos años y siete meses de edad, con el mismo cuadro de vómito y fiebre.

En tanto, Niove Castro, con su hijo Luis Manuel Lina, de 9 años, quien lloraba por dolor de cabeza y fiebre, había llegado desde Villa Mella.

Otro de los casos que permanecían a la espera en el Reid Cabral era el del niño Fernando de los Santos, hijo de la señora Denny de los Santos. “Vine del Café de Herrera. Estoy aquí desde las 12:00. Ya no soporto más horas”, decía, tras confesar que le daban deseos de llorar a ver a su hijo tan enfermo.

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