Se agradece, cómo no, que la Cámara de Cuentas haya decidido realizar una investigación especial sobre el uso que se le ha dado a los recursos destinados a subsidiar los combustibles para transporte y carga, pues alguien tenía que darse por aludido, declararse doliente, ante lo que según todas las evidencias constituia una estructura mafiosa que estafó con miles de millones de pesos al Estado dominicano. Pero si bien se reconoce y aplaude el interés de la doctora Licelott Marte de Barrios por velar por el buen uso de los dineros públicos, de conformidad con la ley que rige al organismo a su cargo, igualmente se lamenta la apatía del Ministerio Público frente a las recurrentes denuncias de irregularidades en el uso y distribución de los combustibles con subsidio, que vienen ocupando espacios en periódicos y noticieros de televisión desde mucho antes de que el gobierno decidiera eliminar esa gracia tan poco graciosa. Esa pasividad y falta de interés no sorprende, en realidad, pues en los gobiernos peledeístas el Ministerio Público se ha mostrado excesivamente tímido, para no decir indolente, a la hora de perseguir a los compañeros funcionarios a los que el rumor público, y la inexplicabe riqueza que exhiben sin recato ni disimulo, señalan como corruptos, pero eso no quiere decir que sea un comportamiento aceptable o que se haya renunciado a exigirle que cumpla con la responsabilidad de la que ha desertado. Moraleja: por no tener un Ministerio Público independiente estamos como estamos, ocupando los primeros lugares en los rankings de los países mas corruptos del mundo, aunque nos duela que nos lo echen en cara en las foros internacionales o algún Procónsul imperial con ganas de joder.