El país no está preparado para manejar de la manera que corresponde las consecuencias fatales derivadas de la violencia, la criminalidad y los accidentes.
La insuficiencia queda delatada por el tiempo que tarda la autoridad en examinar y levantar un cadáver para trasladarlo al Instituto Nacional de Ciencias Forenses y cumplir oportunamente los requisitos de ley.
Un país con diez millones de habitantes y con índices crecientes de violencia no puede manejarse con tan solo cien médicos forenses y un número ridículo de ambulancias pobremente equipadas y en pésimo estado.
La falta de médicos forenses y ambulancias es una negación inconsecuente de los progresos que hemos alcanzado en materia de salud y en la práctica rigurosa de las ciencias forenses como auxiliar de la investigación judicial.
Hay que crear las plazas necesarias para cubrir el déficit de médicos forenses, que algunos expertos estiman en quinientos.
Hace falta un sistema organizado de ambulancias debidamente equipadas para atender casos de emergencia extrema debidos a accidentes y otras ocurrencias.
El país tiene que ponerse en condiciones para manejar las consecuencias fatales de nuestra descomposición social.
Haina bajo abandono
El panorama del parque industrial de Haina no puede ser más deprimente y tenebroso.
A pesar de su gran importancia en la producción del país, el abandono oficial lo ha sumido en un proceso de arrabalización, deterioro de sus calles interiores y azote generalizado de la delincuencia.
Bajo sus condiciones de deterioro, este parque industrial es un auténtico ahuyentador de inversiones.
Los robos y otros actos delincuenciales encuentran su mejor incentivo en la escasa vigilancia policial, debido principalmente a insuficiencia numérica de policías. Los trabajadores de la zona viven bajo el acoso permanente de los delincuentes.
El país necesita preservar las inversiones existentes y atraer nuevas. Para eso debe mejorar las condiciones de enclaves tan importantes como el de Haina.