Faltaron los pollos, Bernardo

Faltaron los pollos, Bernardo

El 14 de junio pasado el veterano economista e historiador Bernardo Vega públicó en este diario un impactante artículo en el cual se acoge a pronósticos suyos rebatidos en su momento por Omar Benítez, eterno rector de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) con respecto al devenir del DR-CAFTA y sus efectos sobre productos básicos de nuestro agro.
Cabe precisar que el famoso tratado entró en vigencia hace ya doce años en razón a que el arranque calendario fue establecido “a partir de la suscripción congresual por el primer país”. Los dominicanos ratificamos hace nueve años, pero, se nos pegaron de las costillas tres anteriores.
Aparte del desquite, Bernardo Vega hace énfasis en un rubro sumamente impactado por el tratado: el arroz. Bravo por la anotación, efectivamente ningún otro comestible agrícola será tan afectado como éste y los más de veinte mil dominicanos que hasta hoy viven de su cultivo, responsable de una ingesta per cápita sobre 112 libras y un gasto bruto nacional de más de 28 mil millones de pesos anuales.
La gran incógnita es cómo podrán competir nuestros arroceros con un producto importado que resulta (marzo, 2016) la mitad del precio local. Hoy las cuotas progresivas están sobre 17 mil toneladas (807 furgones). Más impuestos declinantes hasta cero en el 2025, como bien lo cita B.V.
La “compaña” del arroz, las habichuelas, tienen hoy cuota de importación por 14,160 TM (643 furgones) por encima de esa asignación pagan 20%. Estarán en CERO en el 2020. Desde Nicaragua ya no pagan.
Ahora bien, ante la ausencia de otra importante víctima comercial del tratado, no mencionado por Bernardo Vega, salgo en defensa del pollo nuestro de cada día. Diez millones de dominicanos cada mes se comen más o menos 15 millones de pollos. Altísimo consumo que implica un gasto alimenticio de primer orden, alrededor de 31 mil millones de pesos anuales. Unos 17 mil dominicanos viven de esta industria avícola.
El pollo respecto al DR-CAFTA ya desde 2015 está libre en su importación tratándose de enteros y “burundangas” (triming). Los muslos largos (LQ) están protegidos hasta el 2025. Triste consuelo puesto que se ha demostrado que al dominicano no le gusta esta “pata larga gringa “sus exiguas cuotas desde hace años no se cumplen y hasta se pierden.
Las pechugas: Centroamericanas hoy pagan 10% arancel. Para el 2025 estarán en cero. El triming de pollo (MDM) está libre desde el 2015. Los pavos pagan: 3% (+ITBIS) y en el 2017 a: Cero. – El Tocino, cero.
Bovinos: Cortes pagan 12% desde 2015. Triming: 9%; cero al 2020.
Aprovecho para edificar al público y los productores agropecuarios cuál es la situación correlativa al tratado y los tan mentados lácteos. Estos, aparte de estar en un precipicio comercial ya se ven muy afectados por competencia desleal, dumping, etiquetados, fechas expirables. En este caso muchos se han jodido.
Libres están: Leche líquida, mantequilla. – Helados en cero al 2017.
Quesos: El chédar hoy paga 5%, quedará libre en el 2020. El mozarela 9% y libre en 2020. Los yogurts 7% y cero en 2025. En una extraña denominación el tratado señala partidas de “Otros quesos” desde el 2015 con: Cero aranceles.
Como se colige, la agropecuaria nacional tiene por delante oscuros retos sobrealimentados por desidia, ignorancia y olvidos. Concluye bien Bernardo Vega preguntándose: ¿Si este tema apareció en algún programa electoral?¿Alguien a nivel de Estado está buscando soluciones (reales)?
¡Báileme Usted ese trompo en la uña!. Gracias Bernardo.

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