Faltas ortográficas y nombres cambiados en rótulos de calles

Faltas ortográficas y nombres cambiados en rótulos de calles

Perduran en las calles de Santo Domingo nombres incorrectamente escritos en rótulos colocados por el Ayuntamiento del Distrito Nacional o la Secretaría de Estado de Obras Públicas y Comunicaciones. Además de faltas ortográficas y de cambios en la identificación de las personalidades reconocidas con este honor, se han abreviado de forma errada los apellidos y suprimido designaciones de los homenajeados que los torna prácticamente desconocidos porque, históricamente, se les recuerda por sus denominaciones completas.

Luego de que HOY denunciara fallas similares en una serie de reportajes, las anteriores autoridades del cabildo corrigieron los yerros. Sin embargo, los letreros de los señalados en una última entrega fueron retirados sin que aún se hayan colocado los sustitutos correctamente anotados.

La rotulación de las calles fue prioridad de la pasada gestión, que apreció profundamente la ciudadanía, pero nunca se habían observado tantas faltas en la escritura. Hay otras inexactitudes que deberían enmendarse.

Olof Palme, por ejemplo, continúa escrito de forma equivocada. El nombre figura con dos efes, cuando debe ser una, y el apellido, en un enorme cartel de Obras Públicas colocado en la Núñez de Cáceres con la vía que honra al insigne político y estadista sueco, sigue escrito “Palmer”. Es una lástima que el santo y seña de tan reconocida figura internacional se haya consagrado mal escrito en la República Dominicana, lo que ha trascendido las fronteras pues ahí se encuentra ubicado el INFOTEP, que tiene página en Internet, y cuando se buscan datos de esta institución, figura “Oloff Palmer” como su dirección postal.

A Francisco Prats Ramírez le han modificado sus dos apellidos. A veces se aprecia “Pratts” y hay rótulos en que le han puesto “Ramíres”, en vez de Ramírez, que es lo exacto.

Igual ocurre con Dionisio Valera de Moya, aunque en este caso la falta es más injustificable pues en el antiguo letrero, que no han eliminado, está anotado como debe ser: Dionisio, pero la última gestión que lo rotuló le puso “Dionicio”.

El apellido del ex Presidente del Consejo de Estado, Rafael F. Bonnelly, figura “Bonely” o “Bonelly”, con o sin la efe abreviada. No obstante, en rótulos originales, el apellido está como debe ir.

El de Charles Sumner nunca ha sido enmendado pese a la reiterada observación. Siempre le ponen “Summer”.

Al notable político, escritor, geógrafo, guerrillero y ex vicepresidente de la República, Casimiro Nemesio de Moya, le cambiaron el segundo nombre, a juzgar por la abreviatura colocada en el rótulo, que dice: “Casimiro A.”.

Algunas supresiones no traen a la memoria el recuerdo de los personajes, como son los casos de José Ramón López y Luis Padilla D’Onis. Pocos podrían adivinar que se trata, en el caso de López, de uno de los más celebrados sociólogos nacionales, reconocido por la sagacidad con que estudió la psicología del dominicano, así como por sus cuentos, novelas y trabajos periodísticos. El letrero sencillamente dice: “José López”.

Asimismo resultaría difícil acertar que una calle de Los Prados rinde homenaje al historiador puertorriqueño Luis Padilla D’Onis, autor de una polémica obra sobre la prehistoria de Santo Domingo. El rótulo está escrito simplemente “L. Padilla”.

No se trata de falta de espacio. En el caso de César Nicolás Penson, por ejemplo, ponen “César N. Penson” en rótulos del mismo tamaño en que colocaron la denominación completa.

Lo mismo hicieron con Federico Henríquez y Carvajal, colocado “Federico Henríquez y C.”, con José Joaquín Pérez, que figura “José J. Pérez”, con Camila y Pedro Henríquez Ureña, abreviados “Camila Henríquez U.”, “Pedro Henríquez U.”. Y gracias a Dios que se corrigió el nombre del “único dominicano que ha poseído una cultura humanística de primera categoría” pues pocos se hubieran percatado de que es acreedor del homenaje de una calle con un letrero que lo identificaba como “Pedro H. Ureña”.

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