Familia adicta

Familia adicta

En los últimos años, millones de niños y adolescentes han comenzado a iniciarse en el consumo de sustancias ilegales, lo mismo en vecindades de pocos recursos, o cuartuchos levantados, que en unidades habitacionales, o en las zonas más exclusivas de la ciudad; cada vez más niños y jóvenes desbarrancan en el abismo de las adicciones, cuando recién perciben su adolescencia a la vista.

De esta forma las adicciones en todas sus manifestaciones se han convertido actualmente en uno de los flagelos que azotan la humanidad, constituyéndose en un problema social, económico y político a escala mundial, el cual puede desarrollarse en cualquier sistema socio económico.

Veremos que la ausencia de alguno de los padres, las conductas agresivas desde la infancia y el desapego escolar son las características preponderantes en un escenario propicio para iniciarse en el consumo de drogas. Las familias desintegradas o aquellas donde los padres son excesivamente tolerantes con las adicciones sociales, como el alcohol o el cigarro, también se suman a estos factores de riesgo.

El manejo inadecuado de las conductas antisociales de nuestros hijos, desde berrinches hasta conflictos escolares; la falta de normas claras y límites que rijan la vida familiar; el excesivo aislamiento de los hijos para dedicarse exclusivamente a ver televisión o navegar en internet o, por el contrario, la incapacidad de un niño para concentrarse en una actividad hasta terminarla, pueden ser otras agravantes para caer en la drogadicción.

El problema del alcoholismo y la fármaco dependencia no sólo provoca daño al individuo que consume la sustancia; por estadísticas sabemos que por cada adicto activo, mínimo siete personas en su entorno resultan afectadas en mayor o menor grado y puesto que el sistema familiar del adicto también sufre y es conmovido por la situación, es por lo que empleamos el término de familia adicta (refiriéndonos específicamente a la familia donde encontramos un elemento con la enfermedad del alcoholismo o la fármaco dependencia).

Ahora, ante situaciones como estas, ¿qué podemos hacer? Primeramente, no pelearse con el adicto. Puede dar claramente su punto de vista respecto al problema y la necesidad de tratamiento, pero sin censurar, ni criticar. No debe culparlo. Responsabilizarlo de los problemas que acarrea su adicción, lo hará más renuente a enfrentarla. Y por esto es que se entiende que no es recomendable solapar el consumo; ya que será inútil tratar de minimizar el problema o pensar que es algo temporal, como muchas veces considera el propio consumidor. Pero tampoco se debe agredir. Por grave que sea la problemática, recurrir a la violencia no resuelve ni permite avanzar en la rehabilitación.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas