¿Familia, cuál familia?

¿Familia, cuál familia?

Millizen Uribe

A raíz del debate suscitado tras la Orden Departamental 33-2019 del Ministerio de Educación que prioriza una política y perspectiva de género para la construcción de una educación no sexista, algunos de sus detractores argumentan que son las familias, no las escuelas, quienes tienen que educar sobre este tema.
Esa posición es errada por varias razones. Primero, porque evoca esa funesta frase de que «en pleito de marido y mujer, nadie se debe meter», insinuando que la violencia de género es un asunto privado, cuando es público y su solución amerita políticas públicas, siendo el sistema educativo un eje vital para construir una ciudadanía consciente de que las diferencias biológicas no justifican desigualdades en participación y derechos.
Segundo, porque la violencia no sucede sólo en las casas, sino también en escuelas. Recordemos el caso de estudiantes de Puerto Plata, que obligaron a una niña a practicarle sexo oral en un baño del centro educativo. Recordemos también que todavía hay politécnicos donde a las jovencitas las ponen a hacer cursos de cocina y manualidades y a los niños de mecánica y electricidad.
Pero, y he aquí el elemento más importante, sería una posición totalmente irresponsable del Estado y de la sociedad dejarle sólo a las familias la responsabilidad de educar personas respetuosas y no violentas, como reclaman quienes usan etiquetas como #conmishijosnotemetas, porque evidencia una posición totalmente clasista y egoísta, al partir de la realidad de un par de familias, ignorando que, según ENHOGAR 2015, 40% de los hogares dominicanos son monoparentales y el 33.3 % son encabezados por mujeres.
Pensemos en esas familias, en su panorama socioeconómico, en los esfuerzos para sobrevivir con los menos de 25 mil pesos mensuales que dice la TSS gana el 85% de la población, con pocas oportunidades socioeducativas. ¿Acaso pueden ellas solas formar a los hombres y mujeres del mañana, de un mañana distinto, sin las altas tasas de embarazos adolescentes, de deserción escolar y de feminicidios que tenemos hoy día?
Recientemente se hizo viral un video de un hombre maltratando una mujer que tenía un bebé en brazos. ¿Puede esa familia educar con perspectiva de género?
¡No nos llamemos a engaño! Como Estado, como sociedad, tenemos que ayudar y socorrer esas familias, porque tal vez los únicos miembros que tengan acceso a un mensaje de no violencia sean los niños y las niñas que asistan a la escuela.
¡Ojalá que ni el ministro Antonio Peña Mirabal ni el presidente Danilo Medina cedan a las presiones y chantajes de las cúpulas de dos o tres iglesias, porque no es ningún escándalo ni amenaza que se enseñe a niños y niñas a respetarse, independientemente de su sexo. La verdadera amenaza, el peligro, el daño a la sociedad está en la profunda inequidad de género.

Millizen Uribe

Millizen Uribe

Periodista. Editora del Periódico HOY Digital

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