El cadáver de Wilkin Valdez Florián (Prieto), de 26 años, fue sepultado ayer, al tercer día de su fallecimiento y aun sudaba. Estaba blandito, afirman quienes lo velaron y lo lloraron. Se le movían las extremidades, desprendía espuma por la nariz, le subían los párpados, le doblaban los dedos y consumía el agua y el ron que le ponían en la boca.

Fue declarado muerto la tarde del lunes, en el hospital de Neiba, minutos antes de que fuera sometido a exámenes médicos.

Pero en el barrio Arenita, de La Puya de Arroyo Hondo, en el Distrito Nacional, donde fue velado el cuerpo, la gente no sale del asombro, el temor y la sospecha de qué le pudo pasar al peluquero Prieto, para que lo enterraran ayer con el cuerpo flácido.