Familia monaguillo muerto a manos sacerdote aún lloran su partida

Familia monaguillo muerto  a manos  sacerdote aún lloran su partida

Nueve meses han pasado del horrendo crimen que consternó a la sociedad dominicana. La muerte del adolescente Fernelis Carrión Saviñón a manos del sacerdote de la iglesia a la que acudía. Pese al tiempo transcurrido la familia del joven aún no sale del asombro, mientras el dolor profundo y la decepción les embargan.
Ana Núñez, abuela y quien criara al joven monaguillo, relata entre lágrimas cómo fue trastornada la vida de su familia tras la muerte del joven, y a manos de quien menos ella se imaginaba, el sacerdote Elvin Taveras Durán.
El sangriento hecho no solo le llevó al que era como su hijo, y quien vivía con ella, dejándola en lo que describe como una triste soledad, también se llevó su fe.
Jamás ha vuelto a ir a la iglesia, en la que se refugió por más de 20 años, cuando murió su esposo, pues dice con decepción que ya no sabe en quién creer.
“Las iglesias me tienen confundida, ¿en quién creo?, … No se si creer”, narra la mujer, que aún parece no encontrar consuelo.
Ella no ha sido la única de la familia que se ha quedado traumada y sin rumbo.
Sus otros nietos, los hermanos mayores de Fernelis han perdido las ganas de todo. Una muestra de esto es el hermano Ángel Saviñón, quien estaba en la universidad estudiando negocios internacionales y no ha podido volver a la carrera, porque según ella, ahora no tiene cabeza para eso.
La tristeza les ha robado las ganas de comer. Dice que a veces se entusiasma con alguna comida, la prepara pero ya luego no puede comerla porque se acuerda de su nieto. Y así cuenta que pasa en casa de su hija, Rosanny Saviñón, madre del menor.
No entiende. Porqué el sacerdote tuvo que darle esa muerte a Fernelis.
¿Por qué no buscó un camino?, se preguntó.
Tras varios días desaparecido, el 7 de agosto del 2017 el joven fue encontrado muerto con heridas de arma blanca y golpes con un martillo en un matorral de Bayaguana.
Según detallaba el expediente fue dentro de la casa curial de la parroquia Santa Cecilia, en el sector Los Rosales, donde ocurrió el hecho.

El sacerdote habría confesado que lo mató porque este le extorsionaba con difundir unas fotos de estos sosteniendo relaciones sexuales.
Ese día que desapareció, el 4 de agosto, habría acordado la entrega de 180 mil pesos al menor, pero le dio la muerte.
Pero para la señora Ana, aunque asegura nunca vio señales de algo extraño entre su nieto y el sacerdote, entiende que esa no era la solución.
“Que iba uno a sospechar que en la iglesia habían demonios tan grandes”, expresó la señora.

“No tenía que matarlo” y menos de esa manera, ellos le habían buscado su dinero, si era cierto eso, asegura la mujer.

Taveras Durán guarda prisión preventiva por el crimen en el Centro de Corrección y Rehabilitación Najayo Hombres, y el proceso aún está en fase preliminar.
Aunque ya nada le devolverá a su pariente, la mujer aspira a que el caso llegue donde un juez que tenga hijos, para que se haga justicia.
Taveras Durán volverá a los tribunales este primero de junio en el Segundo Juzgado de Instrucción de Santo Domingo Este.
En principio la Fiscalía no descartó la participación de otras personas en el hecho, pero se desconoce si hay otros procesados.

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