El extremo más rudo de la pobreza se refleja en la joven Carmen Luisa de la Cruz, quien con apenas 29 años ya ha procreado a seis hijos, pero ninguno posee acta de nacimiento y viven apretujados en una casita a pocos metros del río Ozama, en el barrio La Barquita, en Santo Domingo Este.
De la Cruz, quien tampoco cuenta con acta de nacimiento, no tiene de qué vivir, y en esas condiciones le serán muy difícil conguirlo, de ahí que viva prácticamente de la solidaridad humana.
La joven madre vive en la calle Diagonal Primera, muy cerca del Ozama, en la Barquita, pero el castigo peor es que sus hijos tampoco asisten a la escuela por falta del documento y de recursos.
Sin dudas que en esas condiciones, De la Cruz es una verdadera presa de la pobreza extrema, o como dicen los organismos internacionales, con muy pocas posibilidades de salir de esa condición en un país donde el desempleo afecta hasta a los profesionales.
Hace cuatro años que la joven madre trabajaba como doméstica en una casa en el sector Las Frutas, no tan lejos de donde vive en una casucha en la que apenas puede moverse.
Ese trabajo tuvo que dejarlo debido a que sus hijos necesitaban del cuidado y no tenía a ningún pariente que le ayudara, ya que aunque tienen otros hermanos éstos viven en otros lugares.
Con los pocos recursos económicos que pudo ahorrar en su trabajo compró la vivienda que habita en la actualidad, por la que pagó RD$5,000, en un lugar totalmente vulnerable, tanto así que se inunda tan pronto sube la marea del Ozama.
De ahí que desde entonces vive junto a sus hijos Manuel de la Cruz, con 15 años; Cecilia de la Cruz, Martha Pérez, Adonis de la Cruz, Cecilia Pérez, y María Esther Pérez, la más pequeña de apenas tres meses, quienes comparten la misma cama, en un solo cuarto.
Lo lamentable es que ninguno asiste a la escuela porque carecen de acta de nacimiento, por lo que para esta familia el camino de la pobreza es largo.
Las claves
1. No cuentan
La falta de acta de nacimiento hace que Carmen Luisa de la Cruz y sus hijos no existan para el Estado y tengan que vivir de la solidaridad, sin posibilidad de mejorar sus condiciones económicas.
2. Sin comida
Pasado el mediodía de ayer la familia De la Cruz no tenía nada puesto en la cocina, donde no se observó la existencia de estufa y uno de los niños bebía un biberón con agua de azúcar.