El pequeño Leudy, de apenas un año pasará hoy su Nochebuena entre ratas, sucio, en medio de aguas residuales y alimentos inseguros  y en total hacinamiento.

Pasará las festividades junto a sus  padres, los que llevan seis años debajo del aproche sur del puente Francisco Peynado (La Cementera), en la Capital. Están en una casucha hecha de trapos viejos y  techada  con el mismo puente, paralelo a la vía del Metro.

Se trata de una familia que vivía en La Zurza, un barrio ubicado en la margen del río Isabela y en las afueras del Distrito Nacional que perdió su techo hace seis años.

El bebé corre el  riesgo de ser mordido por una de las tantas ratas que  rodean el lugar, pero además, está a la expensa de la delincuencia común que suele usar el lugar para guarecerse.

A la pregunta de qué cenarán en día de hoy, Leudy Salvador Guzmán, un hombre de 30 años de edad, padre del menor, contesta que comerán lo que aparezca.

 Ambos padres hacen su vida “normal” en esa casucha. Allí, entre trastos, hacen sus alimentos, los cuales consiguen, él ayudando a alguien en la venta de plátanos en el mercado, y ella, Carmen Lorenzo, sale a las calles a buscársela en lo que aparezca.

Por lo menos cuatro veces ha sido mordido el padre por las ratas.

Desde la casucha improvisada que ya lleva seis años se puede observar el Metro, cuyo costo es superior a US$750 millones.

“Me gustaría que alguien me de un empleo y que pueda salir de aquí, porque mi hijo está muy picado de los mosquitos”, dice el padre mientras muestra los enseres de la casucha maloliente y sucia.

En muchas ocasiones han llegado de noche delincuentes que quieren violar a su pareja, pero no se ha materializado el hecho.