La familia puede ser definida como un grupo de personas con algún parentesco, consanguíneo o no, unidas por el afecto. A demás del vínculo la familia tiene otras funciones vitales, de manera individual se impone como necesidad y a nivel colectivo su rol es fundamental como soporte social.
La familia es considera como el núcleo o célula de la sociedad, es el grupo más importante al que un ser humano puede pertenecer por el papel que esta juega en su formación, es un sistema en el cual cada miembro constituye una parte importante.
Lamentablemente el modelo de familia tradicional se está perdiendo, y como consecuencia de ello, el desarrollo sano se encuentra amenazado y en crisis.
Como sabemos la familia tradicional está formada por padre, madre e hijos, pero también pudiera ser padre o madre solteras, lo importante no es sólo quiénes la conforman, sino reconocer la misión que tiene este importante núcleo, y los retos que implica formar individuos sanos y productivos.
Cada familia cuenta con reglas propias, funcionamientos, creencias, rutinas y valores diferentes. Estos aspectos la caracterizan, la delimitan y establecen sus niveles de importancia. Así mismo, cada familia tiene una finalidad, la cual se manifiesta en las interrelaciones con sus miembros, a fin de que cada uno contribuya al propósito planteado.
Lo ideal es que la familia sea unida y que sus miembros se apoyen mutuamente, por lo tanto, es importante tomar en cuenta algunas sugerencias para fomentar una correcta estabilidad familiar.
Es vital que trabajemos en el rescate del tiempo en familia, buscando el equilibrio entre lo laboral, personal y familiar, crear momentos en los que puedan disfrutar de un espacio de tiempo para conversar, jugar.
Tiempo de diversión y tiempo para educar, ya que la principal responsabilidad de los padres es formar hijos sanos. Necesitamos conciliar, dentro de lo posible, los horarios laborales y escolares a fin de poder disfrutar tiempo de esparcimiento en familiar.
Es muy importante que los miembros de una familia dispongan de tiempo para cuidar y cultivar correctas relaciones personales, donde prime la sana convivencia en armonía, así como el diálogo, la comunicación entre sus miembros y el respeto mutuo.
Los padres deben ponerse de acuerdo para disciplinar y formar a sus hijos, evitando los conflictos en el hogar y las discusiones por ausencia de reglas claras y precisas.
Cada padre puede tener un estilo de crianza diferente, lo cual no significa que necesariamente uno sea bueno y el otro malo; sin embargo, debe existir un consenso a la hora de corregir y disciplinar.
En el tema económico la planificación es fundamental, debe existir un presupuesto en el hogar para evitar conflictos relacionados al manejo de las finanzas, esto determinará el nivel de vida que tendrán la familia, tomando en cuenta las necesidades y proyectos que se hayan trazado.
Debe existir una corresponsabilidad familiar que establezca la participación de todos los miembros en las tareas domésticas y de formación educativa.
Aprender a manejar el estrés y la frustración es importante para mantener una relación familiar sana y estable, fomentando el trato positivo y correcto; aceptándose tal como son y respetando sus diferencias.
La familia debe organizarse para tener momentos especiales que fomenten el compartir entre sus miembros, una buena oportunidad es celebrar los logros familiares, esto también implica un apoyo reciproco para la realización de metas particulares.
Por último, reconocer que en todas las familias se pueden suscitar situaciones conflictivas, pero lo importante es dialogar y entre todos buscar una solución, evitando las alteraciones y promoviendo el amor incondicional.
Fomentar en cada miembro la importancia de tener manifestaciones cariñosas, mostrar interés por las necesidades del otro, así como apoyarse emocionalmente.