Familia y consumo de drogas

Familia y consumo de drogas

En artículos anteriores presentamos algunos extractos del estudio que realizamos sobre “Vulnerabilidad e Invisibilidad de las personas usuarias de drogas ante el VIH y SIDA” publicado por ONUSIDA y el Instituto Dermatológico Dominicano (IDCP) que analiza la problemática del consumo de drogas desde el uso de técnicas cualitativas con personas usuarias de drogas en distintas provincias.  Uno de los temas que trata el estudio es la situación  familiar de las personas usuarias de drogas.

Las personas usuarias de drogas viven dinámicas familiares muy diversas que se vinculan a sus condiciones socio-económicas y a distintas estructuraciones de su espacio de residencia y familiar.

Encontramos una gran parte de personas usuarias de drogas que conviven con sus parejas e hijos/as, parejas sin hijos/as o con sus padres/madres respondiendo a una estructura de familia nuclear que es el tipo de familia clásica manejada en distintos ámbitos como modelo familiar.

Por otro lado, encontramos casos de personas usuarias de drogas que forman parte de familias monoparentales viven con sus madres o  con sus hijos/as como madres solteras, familias del tipo unipersonal (personas que viven solas) y familias ampliadas en las que conviven varias personas sin vínculos consanguíneos ni conyugales, solo los une el consumo.

Las familias son para las personas usuarias de drogas al igual que las amistades los dos ejes principales de sostén y apoyo. Varias familias mantienen una relación de apoyo económico hacia las personas usuarias de drogas y han desarrollado procesos de rehabilitación con el internamiento en clínicas y hogares Crea. Se presentan casos de personas usuarias de drogas cuyas familias desconocen por completo su situación de consumo y por tanto no han desarrollado ninguna estrategia para su rehabilitación. Ocurre así en cónyuges y en padres/madres.

En el estudio se muestra que el tema de las drogas tiende a estar ausente en las familias. Padres, madres, abuelas y personas adultas responsables de la familia no dialogan con niños, niñas y adolescentes sobre las distintas drogas, sus efectos, incluyendo en ellas el alcohol y el cigarrillo.

El manejo de estas sustancias como tema “tabú” genera una gran brecha entre la realidad que viven niños, niñas y adolescentes en su contexto social y educativo con un consumo de drogas cada vez más explícito, ampliado y el hogar. En algunos casos las familias solo se limitan a sancionar las drogas diciendo que es “malo” que “no deben consumirla”, pero no establecen un flujo de comunicación sobre lo que sus hijos e hijas están consumiendo en espacios de recreación, ni en su interacción con amigos, amigas, novios, novias y “pares”.

 

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