Familia y desarrollo

Familia y desarrollo

La familia formada por un padre y una madre con sus hijos, no solo es la célula básica de la sociedad sino un motor del desarrollo.

Max Weber fue el primero en observar que la familia nuclear predominaba en las naciones a la cabeza del desarrollo industrial, en contraste con la familia extendida, predominante en las naciones menos desarrolladas. Luego vino la discusión sobre si ese predominio de la familia nuclear era causa o efecto. Es decir: ¿es que el desarrollo conduce a la familia nuclear, o es que la familia nuclear conduce al desarrollo? Los seguidores actuales de Max Weber responden de manera contundente: ¡la familia nuclear es un motor del desarrollo!

Sigmund Freud tuvo una acuciosa observación en el sentido de que las naciones desarrolladas no eran promiscuas, sino por el contrario, estaban sujetas a un estricta ética victoriana, en virtud del mecanismo de la sublimación, lo que significa que la energía sexual reprimida se transforma en energía cultural como factor del desarrollo.

Joseph Unwin quiso investigar esta curiosa idea del maestro Freud, y revisó exhaustivamente 98 sociedades: 18 sociedades civilizadas y 80 sociedades que no habían despegado, encontrando -para su propia sorpresa- que todas las sociedades civilizadas se habían construido sobre una “monogamia absoluta”, esto es, restricción de la sexualidad a un matrimonio estrictamente heterosexual y monogámico. Según Unwin, estas sociedades civilizadas sucumben al final precisamente cuando se desmorona la familia nuclear.

Es importante la observación de Mijail Gorvachov en la Perestroika: “Hemos descubierto que muchos de nuestros problemas, en la conducta de los niños y de los jóvenes, en nuestra moral, cultura y producción, en cierta forma derivan del debilitamiento de los vínculos familiares y de una actitud indolente hacia las responsabilidades familiares. Esto es un resultado paradójico de nuestro deseo sincero y políticamente justificado de igualar a las mujeres con los hombres en todos los aspectos”.

El antropólogo Joseph Henrich revisó el impacto social de poligamia y monogamia, encontrando que 85% de las sociedades han tolerado la poligamia, y solo 15% de las sociedades han sido estrictamente monogámicas. Sin embargo, estas sociedades monogámicas han sido las más avanzadas, mientras que la poligamia suele acompañarse de atraso social.

Diversos estudios han mostrado, tanto bajo el antiguo socialismo como bajo el liberalismo capitalista, que los casados son más productivos y acumulan más riquezas que los solteros, lo cual coincide con la observación de que los empresarios líderes, en cualquier país suelen tener una familia ejemplar, y que los hijos cuyos padres siguen juntos hasta el final rara vez caen en la pobreza, todo lo contrario de los hijos del divorcio.

De modo que, si queremos un mejor país, no tenemos que inventar, sino promover el arreglo de mejor desempeño según todos los estudios, como es la familia nuclear.

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