Hoy 
POR ANSELMO SILVERIO
SANTIAGO.- Padres, hermanos, hijos y otros parientes de los cuatro acusados del asesinato de la estudiante Vanessa Ramírez Faña abandonaron ayer sus viviendas alegando inseguridad, temores ante el odio colectivo y una alegada persecución en su contra tras la repulsa social a causa del crimen. En tanto, Andrea Ventura, enfermera del hospital Rafael Estrella Ureña y abuela de Angelo Iván Ventura Herrera (Cloret), quien está acusado disparar contra Ramírez Faña, expresó que su nieto era un joven muy tranquilo y que no era delincuente.
La dama, quien reside en la calle 26 del barrio Cristo Rey del sector Pekín, confirmó que Ventura Herrera no trabajaba y que su madre lo mantenía, al igual que a otros hijos.
Dijo creer que la Policía falló al implicar a su nieto en este crimen y que ahora el hecho se ha constituido en una vergüenza para la familia porque nunca antes habíamos estado envueltos en actos delictivos.
Sobre el caso, ayer el fiscal Raúl Martínez decidió mantener a los cuatro acusados en la cárcel preventiva del Palacio de Justicia, por asunto de seguridad y por la facilidad de realizar los interrogatorios a los imputados.
Los acusados estaban previstos a ser enviados a la cárcel de Rafey luego que la magistrada del cuarto juzgado de instrucción dictara una orden de prisión preventiva contra los imputados, Ventura Herrera (Cloret), Amaury Germán Tavárez Peralta (Medio Polvo), Ricardo Alejandro Reyes Martínez (El Moreno) y José Armando de la Rosa Díaz, quien compró el teléfono celular robado de la víctima.
Reyes Martínez, otro de los acusados a quien se le atribuye haber vendido el teléfono celular del que fue despojada la víctima, vive en la calle Tetelo Vargas esquina Luis Díaz del sector Pekín, pero ayer, tanto su padre como su madre y un hermano cerraron la casa y se marcharon del barrio, según vecinos consultados.
Ellos se fueron en un taxi dizque para el barrio El Ciruelito porque se sentían inseguros explicaron, luego de lo cual dijeron que Reyes Martínez compartía regularmente con algunos jóvenes del barrio.
En tanto, los parientes de Tavárez Peralta, señalado como quien conducía la passola de donde le dispararon a Ramírez Faña, se retiraron a una comunidad rural no determinada, avergonzados porque el joven fue involucrado en el homicidio.
Asimismo, los padres de De la Rosa Díaz sostuvieron que este nunca se había metido en ningún problema, pero que sin ellos saberlo compró el teléfono celular que alegadamente trató de devolver cuando se enteró que fue robado a la estudiante Ramírez Faña, según confesaron vecinos.
