SANTIAGO. Familiares del ministro católico Saturnino Antonio García Acosta, desaparecido de forma misteriosa el 4 de mayo de 2002, desmintieron la información de la Junta Central Electoral (JCE), de que éste diacono aun está vivo y que sus parientes se quieren aprovechar de los bienes del ministro.

José Gabriel García Domínguez, hijo del desaparecido, narró que solicitó a la JCE declarar a su padre como “ausente”, en vista de que pasado varios años ya se tenía evidencia de que podría estar muerto, pero el organismo electoral dictó una sentencia en la que especifica que el señor Saturnino Antonio García Acosta, está vivo.

“Estamos desmintiendo lo que la JCE publicó diciendo que mi padre está vivo y que nosotros queríamos adueñarnos de los bienes dejamos a su esposa e hijos. La JCE suplantó los datos de mi padre en los documentos de identidad de otra persona llamada Saturnino del Carmen García Acosta, pero nos dimos cuenta del fraude por el número del pasaporte que no es el mismo”, explicó García Domínguez.

Para el próximo 15 de noviembre, los familiares tienen una audiencia en la corte donde la JCE debe presentar las pruebas de que Saturnino Antonio García Acosta está vivo y por tanto no puede ser declarado como “ausente”.

“La ley establece que cuando una persona es declarado como desaparecido, pasado los 4 años los familiares solicitan al tribunal electoral que lo declare como “ausente”, lo cual permite que podamos exigir los bienes heredados como hijos”, dijo García Domínguez.

El abogado de la familia, Pedro Agustín Castillo, sostuvo que el caso envuelve un velo de misterio, por lo cual será ventilado a los tribunales exigiendo que la JCE demuestre su acusación la cual rechazan.

Saturnino, diácono residente en la avenida Yapur Dumit, era esposo de Eladia Domínguez. Los vecinos lo recuerdan como un hombre de buena voluntad y fiel a su compromiso de servir a los demás.

Aparte de ser ministro católico, Saturnino era contador, en la empresa del arquitecto Tácito Cordero, donde, según su hijo, asumió préstamos por valor de cuatro millones de pesos para beneficiar a la empresa.

El sábado 4 de mayo de 2002 salió rumbo a su trabajo como era costumbre temprano en la mañana, pero nunca regresó a su hogar.