Los familiares y allegados del asesinado piloto boricua Santos Seda Rodríguez no salen de su asombro, ante las informaciones de las autoridades en las que lo involucran en negocios ilícitos y en actividades del narcotráfico.
Es que como declaró un colega de la víctima al diario El Nuevo Día de Puerto Rico la vida que él siempre llevó no hace sentido con lo que dicen las autoridades.
Seda Rodríguez fue encontrado muerto en Higüey el lunes 19 de diciembre, un día después que la Dirección Nacional de Drogas (DNCD) encontrara 58 kilos de cocaína en un avión de su propiedad en el Aeropuerto Internacional de Las Américas (AILA).
En principio, la familia atribuyó la vinculación de Seda Rodríguez al narcotráfico como un montaje, ya que aseguraban que el piloto venía al país a traer ayuda humanitaria a niños huérfanos, como miembro activo de su iglesia.
La comunidad de pilotos se siente compungida. Nadie se esperaba esto. Ha sido un impacto muy fuerte. Lo conocía como una persona bien activa en su iglesia. Es muy delicado todo y como está bajo investigación habrá que esperar que culmine para ver qué surgió, manifestó, por su parte, un supervisor de aviación del aeropuerto Rafael Hernández, de Puerto Rico, que no se identificó, a una reportera de El Nuevo Día.
El supervisor contó que el piloto Seda Rodríguez era de una familia pudiente, y que al morir su padre, tomó como herencia unos 2 millones de dólares, con los que inició su negocio de aviación.
Hasta el momento los asesinos de Seda Rodríguez permanecen prófugos, y no hay ningún detenido por el caso.