Familias con viviendas afectadas
por tormenta Noel aún esperan ayuda

Familias con viviendas afectadas<BR>por tormenta Noel aún esperan ayuda

LLENNIS JIMÉNEZ
SANTO DOMINGO OESTE.-
  Una parte de la casa se les vino encima y la otra se agrietó por la mitad durante la  noche de la tormenta Noel, en octubre del año pasado. Desde entonces, Sonia Agramonte abandonó la vivienda que levantó durante quince años, sustituyendo una pared de madera por otra  de bloques.

 Siete meses después de esta tragedia, ahondada por los daños de la segunda tormenta Olga, sus vecinos en la empobrecida barriada la ven con pena y, para algunos, quedó tan desprotegida como un inmigrante.

Todos en este perímetro de Barrio Nuevo están tocados por la contaminación del río Haina, al que caen las aguas de los sanitarios y los fregaderos y con la que se bañan los muchachos de entre 10 y 18 años. Alrededor de diez familias tienen sus casas destruidas como consecuencia de la crecida del río Haina, y aunque la mayoría no ha podido cambiar su realidad, ninguna autoridad envió ayuda alimentaria ni materiales para mejorar sus techos.

A Teresa Antonia Adames se le derribó su casucha de tablas y nada puede hacer para repararla porque sus problemas de salud y los males de su hijo de siete años se tragan el escaso prepuesto que lleva el marido. Sonia Agramonte, que ahora paga RD$400 por el  alquiler de dos habitaciones para siete personas,   está en la misma encrucijada que Teresa. Literalmente, ninguna tiene casa ni empleos y sus maridos no perciben salarios para cubrir los gastos de sus respectivos hogares.

Decenas de familias como estas malviven en esta populosa barriada del kilómetro 13 de la autopista Sánchez, a la orilla del Haina, río que se hizo más peligroso con las tormentas.

Contrasentido
Mientras tantos niños de Barrio Nuevo se sientan sobre  el suelo y se bañan en el lodo del río,  los socios de economías fuertes en el Club Náutico de Haina usan las  aguas calmadas para divertirse en sus lanchas, las mismas a las que los jóvenes les aprecian sus lujos, a corta distancia.

Las fundas de comida cruda que distribuyó el gobierno a través de sus dirigentes barriales nunca  llegaron a esta empobrecida zona, de acuerdo a sus dolidos residentes.

Grave estado de salud

El diagnóstico que le dieron a la madre de Porfirio Moreta Adames sobre su condición, con apenas siete años, es demoledor. Le dijeron que tiene várices en el estómago, problemas en el vaso, una masa  en el hígado y una hernia.

En esta situación, y luchando con la diabetes que ya le ocasiona dificultad, Teresa Adames tiene que dedicarse a lavar y a planchar en casa de familias, por un pago de RD$2,000 que invierte en los costosos medicamentos de Porfirio. La carga es más pesada dentro de su casucha de madera podrida. Está necesitada de ayuda.

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