Juncalito. Santiago. Comunitarios  y familiares de los niños que denunciaron los actos de violación sexual perpetrados por el sacerdote Alberto Gil  Wojciech  expresaron su indignación con la Fiscalía  de Santiago y con la misma Iglesia porque no han hecho nada para extraditarlo.

Los familiares argumentan que, a casi  dos meses de conocerse la denuncia que estremeció la comunidad, no  han recibido  ningún informe sobre el caso.

Se dice que el cura está en Polonia, país de donde es oriundo.

 “La Iglesia es un poder y como somos campesinos, creen que nos van a dejar sin resolver ese problema, porque fue un abuso lo que se cometió con tantos niños  a los cuales no se les  ha dado ningún tratamiento”, dijo el dirigente comunitario Clemente Disla.

Otro de los padres, Ramón Bonelly, dijo que se querelló formalmente pero que no ha vuelto a saber nada  y aclaró que todavía hay muchos padres que no se han querellado porque dicen que eso es perder el tiempo, que al sacerdote no lo van a extraditar y el caso se va a quedar  impune.

Por otro lado, tanto los padres como los comunitarios sostienen que en el seno de la Iglesia en Juncalito se sabía de la situación porque al  padre Gil le gustaba  beber e irse con los menores para Santiago para pasear y  comprarles ropa.

Dicen que hasta el  diácono  Sergio Rodríguez sabía de lo que  ocurría con los menores de la parroquia.

Al saber de los actos que habría cometido el cura párroco de esta ciudad, la Iglesia Católica envió una nota  a los medios de comunicación anunciando su suspensión.

“Estamos convencidos de que no hay voluntad de traer a ese señor porque no sé ni cómo llamarle, sobre todo por el cariño y el respeto que le dimos todos aquí en esta comunidad”.

“Si la Iglesia lo manda a buscar cómo es que no lo van a traer. Lo que pasa es que no hay voluntad, la Iglesia lo está tapando, dejando que todo se enfríe”, dijo Roberto Rodríguez.

De vacaciones. Tras las denuncias las autoridades allanaron la residencia del cura, donde  encontraron mucho material comprometedor de las acciones que le atribuyen los querellantes, como pantis “colaless” y películas pornográficas, entre otros artículos.

Aunque se dice  que pasan de 10 los  menores abusados sexualmente por el padre, sólo   dos familias se han presentado ante la Unidad contra la Violencia de Género para presentar querellas en su contra.