Una guerrera, luchadora, que entregó todo por sus hijos, nunca se detuvo en su ardua labor de madre y educadora, siempre con una sonrisa y con un consejo acertado para todo aquel que la solicitara. Así describió, entre lágrimas, Yolanda Morillo a su madre Celeste Camilo.
“Duele mucho no tener el abrazo de mi madre, sobre todo en esta fecha tan especial. Cada día de las madres nos reuníamos en el patio de la casa a comer en familia, allí mamá era la anfitriona y siempre le gustaba reunir a todo su batallón, como solía decirle”, cuenta Morillo.
La familia Morillo Camilo, al igual que cientos de familias, acudieron ayer al cementerio de la avenida Máximo Gómez para recordar a ese ser especial que ya no está en este mundo.
En estas fechas conmemorativas los cementerios se convierten en espacios donde florecen anécdotas y experiencias.
Tal es el caso de los hijos de Camilo, quien falleció hace cinco meses a la edad de 81 años pero su legado aún sigue vivo en sus 12 hijos, 60 nietos, 26 bisnietos y 10 tataranietos que hoy la recuerdan con nostalgia.
“Mi abuela era una mujer muy alegre que le gustaba bailar, cantar canciones de antaño y esa misma alegría me la traspasó a mí”, manifestó Damaris Morillo.
La familia, que vive en el sector La Esperanza, en el Distrito Nacional aseguró que continuarán realizando las reuniones del día de las madres en honor a su madre, Celeste Camilo.
El Día de las Madres. Desde tempranas horas cientos de personas acudieron a los cementerios de la capital a recordar a sus madres fallecidas.
Los visitantes, que depositaron ofrendas florales, aprovecharon también para limpiar, pintar y quitar la hierba de los nichos donde reposan los restos de sus progenitoras.
Un desfile de arreglos florales, velones encendidos; cubos de pintura, agua y escobas se veían por todo el campo santo.
Solos o en familias cientos de personas acudieron ayer a los distintos cementerios para agradecer a esas mujeres que fueron hijas, madres, abuelas, amigas, consejeras y luchadoras.
Tal es el caso de Nelis Santos, quien en compañía de su nieto acudió a limpiar y llevarle flores a la tumba de su hija.
En esta ocasión, además, agradeció la seguridad y limpieza que mostraba el cementerio.
Por todo los alrededores policías municipales realizaban recorridos asegurando la zona, mientras miembros de los gremios funerarios ofrecían agua y velones a los visitantes.