Hoy 
A pesar de la presencia en Haití de la tormenta tropical Tomás y de pronósticos sobre intensos aguaceros en la República Dominicana, cientos de familias que habitan lugares de alta vulnerabilidad en Santo Domingo, como cañadas, pendientes y orilla de ríos, continuaban ayer sin recibir ninguna orientación por parte de autoridades.
En Jarro Sucio, Guachupita, muchas familias seguían ayer como si el clima estuviera normal, dentro de sus hogares. De seguir los aguaceros, algunas de estas viviendas podrían quedar bajo tierra en los farallones de Los Guandules y La Ciénega.
El 27 de agosto de 2008 se produjo un derrumbe que sepultó a ocho personas, en Jarro Sucio de Guachupita, lo que llamó la atención del país, siete de las víctimas pertenecientes a una misma familia, el caso ya fue olvidado por las autoridades.
Juana Benítez Estévez, fue censada luego de la tragedia porque su casa está pegada a una pendiente muy peligrosa, sin embargo, cuando los voceros de Barrio Seguro leyeron la lista de los que serían beneficiados con las casas que construye Interior y Policía, en la comunidad de Higüero, en Santo Domingo Norte, se enteró de que había sido excluida.
María Claudio y Cheyla Margarita Rosario Sánchez, tampoco aparecen en la lista de los beneficiarios con un techo, a pesar de que con cualquier movimiento o lluvias quedaría bajo los escombros.
Decenas de familias que habitan los bordes de la cañada del 9 1/2 en el sector Respaldo Villa Marina, mostraron preocupación porque sus casas podrían desplomarse, de continuar las lluvias.
Estela Hernández, quien hace cinco meses perdió su techo cuando cayó a la cañada, vive arrinconada donde una vecina porque todavía no ha podido reconstruirla por falta de recursos.
Elsa Núñez, quien vive a pocos metros de Hernández, hace un tiempo perdió la mitad de su casa durante un aguacero y para poder habitarla tuvo que hacer malabares por lo que ahora teme que vuelva a perder lo poco que tiene.
En situación parecida se encuentran varias familias del sector Arabia, próximo a la cañada Guajimía, en Santo Domingo Oeste, quienes temen que una pared construida hace 10 años, por una organización no gubernamental, le caiga encima.
