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Uno de los problemas sociopolíticos de mayor importancia en la actualidad es el fanatismo y su correlato que es el terrorismo en varias esferas.. El fanatismo es descrito por Alonso Fernández como “la propensión a formarse ideales sobrevalorados e imponerlos a los demás mediante una conducta activa entre el proselitismo y belicosidad”, sobrevalorando una convicción abrazada con pasión y arraigada en el centro de la vida psíquica, que gobierna los actos.
El fundamentalismo puede tener ideologías diversas incluyendo lo mágico-religioso; los políticos, que han sido los más importantes en las sociedades occidentales ; los moralistas y los científicos, sin que falten otras modalidades de carácter social, basadas en el racismo, el odio de clases, el regionalismo o chauvinismo, el linaje familiar, etc. Es un rasgo de la personalidad capaz de promover movimientos sociales radicales. Aquí cabe distinguir entre el fanatismo pacífico, que recurre a mecanismos de interacción “legítimos”, como la persuasión y la sugestión; y el fanatismo que quiere imponer sus ideas.
Eric Hoffer (1951), destacó que los fanáticos son reclutados principalmente entre sujetos frustrados, como los pobres recientes, mientras que los de solemnidad se han acostumbrado. También provienen de sujetos desprovistos de vínculos familiares, o de otros grupos tribales, comunales, etc. y desadaptados en general; veteranos de guerra, emigrantes, desempleados, adolescentes sin estudios ni empleo fijos, artistas frustrados, y sujetos aburridos, solitarios, o con alteraciones de la personalidad.
Asimismo, el fanatismo se forja a partir de doctrinas o prejuicios con ideas de difícil comprobación que mezclan credulidad ingenua, fabulación y ambiciones soterradas y desprecio al presente, la glorificación de un pasado y la exaltación de un futuro promisorio no verificable que fortalece en el sujeto su identificación con grupos..
La sobrevaloración de las propias ideas conducen al fanático a infravalorar o negar la validez de las ideas contrarias o ajenas, e incluso a ignorar el respaldo social de que éstas pueden gozar; con deformación de la realidad. También es frecuente en los fanáticos la proyección en los demás, de los propios impulsos, necesidades, creencias, sentimientos y modos de acción, los cuales incluyen prácticas autoritarias y terroristas, cuando no el autosacrificio y la conducta temeraria. Dentro de este marco ideológico florece el radicalismo maniqueo, que supone malo a cuanto no esté de acuerdo con sus ideas, y bueno a lo que esté a favor.
Estos rasgos pueden coexistir con los de una personalidad clínicamente normal en otros aspectos, aunque son frecuentes los desequilibrios psicóticos de tipo paranoico, paranoide y epileptoide, las neurosis obsesivo-compulsivas, y las deficiencias mentales.