FAO: preocupa el hambre y también la obesidad

FAO: preocupa el hambre y también la obesidad

SANTIAGO, Chile. AP. Latinoamérica es una región de fuertes contrastes: 16 países redujeron a la mitad el número de quienes sufren hambre, pero aún hay 47 millones de personas con hambre junto a una elevada cantidad de adultos y niños preescolares obesos, según un informe divulgado por la FAO.

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, dio a conocer un informe en Santiago de Chile en que indica que ha habido una reducción de la población de la región que padece hambre, que actualmente llega a 47 millones de personas, tres millones menos que hace tres años.

Según el informe, la cifra mundial de quienes sufren hambre se redujo en el mismo trienio de 878 a 842 millones.

En América Latina y el Caribe 16 países se anticiparon en dos años en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, de reducir a la mitad el porcentaje de pobres, y varios más han registrado avances importantes en este objetivo.

Lo anterior, “permite abrigar esperanzas de que la actual generación de latinoamericanos y caribeños podría ver erradicada el hambre de la región”, indica el “Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de América Latina y el Caribe 2013”.

Sin embargo, otro flagelo, también relacionado con la malnutrición, afecta a la región, donde “el sobrepeso y la obesidad, se extiende como una pandemia, afectando a un 23% de adultos y a un 7% de los niños en edad preescolar”.

Se trata de “un grave problema de salud pública si se considera su estrecha relación con las “enfermedades crónicas no transmisibles”, tales como las enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas, responsables de un 63% de la mortalidad mundial”, recalca el documento.

Sobre la pobreza y la indigencia o extrema pobreza, el análisis subraya que la región muestra importantes avances, ya que en 1990 los pobres representaban un 48,4% de la población y los indigentes un 22,6%, el 2012 esas cifras se redujeron a 28,8% de pobreza y 11,4% de indigencia.

“Sin embargo, en los últimos tres años la caída de las tasas de extrema pobreza ha tendido a estancarse, lo que es una señal preocupante”, advierte la FAO.

“América Latina y el Caribe es la región que mayores avances ha logrado en la reducción del hambre a nivel global, reduciendo el porcentaje de personas que sufren hambre a casi la mitad en los últimos veinte años y estando a un paso de alcanzar la meta del milenio,” dijo el representante regional de la FAO, Raúl Benítez.

En la presentación del informe Benítez enfatizó que para dejar atrás el hambre y la desnutrición es indispensable “profundizar y acelerar transformaciones estructurales en materia de distribución de ingresos al tiempo que se afinan al máximo políticas sectoriales y de corto plazo que contribuyen a disminuir la pobreza y erradicar el hambre en la región”.

Entre los países que redoblaron sus esfuerzos con la seguridad alimentaria están México, Guatemala, Brasil, Chile, Venezuela, Perú y la Comunidad del Caribe.

El organismo internacional indica que el hambre en la región puede y debe ser resuelto porque los países latinoamericanos tienen los recursos y capacidades técnicas, humanas y políticas para abordar el desafío y, además, la región realiza un importante aporte a la seguridad alimentaria mundial, “debido a su condición de gran productor de alimentos”.

El Panorama destaca los esfuerzos de varios países en programas estatales de alimentación, como los desarrollados por Bolivia, Guatemala, Venezuela y Nicaragua.

Entre los programas de largo aliento para combatir el hambre menciona el empleo rural, donde muchos hogares pobres obtienen sus ingresos como asalariados, de allí la importancia, agrega, de mejorar este mercado laboral, disminuyendo el empleo precario y aumentando los salarios mínimos.

Como en informes anteriores, se afirma que el hambre en la región no se debe a un problema de disponibilidad o producción de alimentos, “sino sobre todo de acceso a los alimentos, de ingresos insuficientes para cubrir los gastos de una alimentación adecuada, razón por la cual la seguridad alimentaria de un país está indisolublemente ligada a la superación de la pobreza y la desigualdad”.

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